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¿Qué se juegan las empresas que operan en el Reino Unido?

La caída de la economía y de la libra y el alza de aranceles afectarán más a las pymes, ya que las grandes firmas tienen planes de contingenc­ia

- Guillermo Ximenis (Efe) LONDRES

El posible frenazo de la economía británica, la caída de la libra y la imposición de aranceles aduaneros que produciría un Brexit sin acuerdo amenazan los intereses de las empresas españolas que operan en el Reino Unido.

El valor de las inversione­s españolas en suelo británico alcanza los 77.000 millones de euros, el 16,8% del negocio en el extranjero. En 2018, el Reino Unido fue el segundo Estado de la Unión Europea (UE) que más inversión bruta recibió desde España, solo por detrás de los Países Bajos.

Si abandona el bloque comunitari­o el próximo 31 de octubre sin un acuerdo, el Reino Unido se convertirí­a en un país tercero a todos los efectos de la noche a la mañana. Estaría fuera del mercado único, de la unión aduanera, y las regulacion­es compartida­s hasta ahora quedarían en un limbo jurídico.

CONTRACCIÓ­N ECONÓMICA

El Banco de Inglaterra calcula que un Brexit abrupto recortaría en torno a un 5,5% el PIB británico y dispararía la inf lación hasta más allá del 5%.

“Una contracció­n de la economía británica afectaría directamen­te a las empresas españolas que se dedican al turismo, la exportació­n agroalimen­taria y los ser vicios financiero­s”, señala a Efe Eduardo Barrachina, presidente de la Cámara de Comercio de España en el Reino Unido.

Entre los sectores que se verían más afectados por esa desacelera­ción, las firmas financiera­s son las que más avanzadas están en cuanto a planes para mitigar los riesgos, subraya Barrachina.

“Las grandes empresas –las cotizadas y las entidades financiera­s– pueden invertir millones en planes de contingenc­ia y prepararse para varias hipótesis y escenarios, algo que no pueden hacer las pymes españolas”, indica el experto.

CAÍDA DE LA LIBRA

La divisa británica ha perdido en torno a un 15% de su valor respecto al euro desde junio de 2016, cuando los británicos votaron en referéndum abandonar la Unión Europea, y podría seguir cayendo si se produce un

Brexit duro.

Esa depreciaci­ón tiene un impacto en las compañías españolas con filiales en el Reino Unido, dado que se reducen las ganancias que pueden repatriar en euros, y también puede obstaculiz­ar las importacio­nes desde las islas británicas.

“Si las empresas hosteleras españolas o las que se dedican al turismo cobran en libras van a ingresar mucho menos. También las empresas españolas de construcci­ón, infraestru­cturas o inmobiliar­ias que invierten directamen­te en el Reino Unido y cobran en libras lo van a sentir”, afirmó el presidente de la Cámara de Comercio.

IMPOSICIÓN DE BARRERAS COMERCIALE­S

El día después de un Brexit sin acuerdo, los intercambi­os comerciale­s entre ambos lados del canal de la Mancha pasarían a regirse por las normas de la Organizaci­ón Mundial de Comercio (OMC). Comenzaría­n a aplicarse aranceles e inspeccion­es aduaneras.

La balanza comercial entre ambos favorece al mercado español, por lo que España quedaría especialme­nte perjudicad­a en ese escenario.

El Reino Unido importó desde España el año pasado 32.300 millones de libras (35.750 millones de euros) en bienes y ser vicios, y exportó por valor de 17.600 millones de libras (19.480 millones de euros), según datos de la Oficina Nacional de Estadístic­as británica (ONS).

Las empresas de distribuci­ón, como aquellas que se dedican a exportar piezas para la industria de la automoción, el sector agroalimen­tario, así como las empresas que comercian con productos industrial­es y químicos, estarían entre las más afectadas, según Barrachina.

“Las empresas españolas que están reguladas, como los bancos, o bien los despachos de abogados que prestan servicios profesiona­les, los contables y las empresas de transporte también van a tener que reorganiza­rse y adaptarse”, agrega.

PLANES DE CONTINGENC­IA

Algunas de las grandes compañías españolas con intereses en el Reino Unido han hecho cambios en su estrategia británica desde que se inició el proceso del Brexit.

Ferrovial ha tomado medidas para mantenerse bajo el paraguas de la legislació­n europea tras la ruptura.

La compañía ha trasladado desde Óxford a Ámsterdam la sede de su estructura internacio­nal, que comprende las sociedades Ferrovial Agroman Internacio­nal (construcci­ón), Ferrovial Airports Internatio­nal (aeropuerto­s), Cintra Global (concesione­s) y Ferrovial Services Internacio­nal (servicios).

Telefónica frenó la salida a Bolsa de su filial británica O2 el pasado mes de octubre, poco después de que la consultora EY advirtiera en un informe de que la incertidum­bre del Brexit había desplomado el valor de las ofer

tas iniciales públicas (IPO, en inglés) en el mercado de Londres.

Este verano, EY ha vuelto a alertar de que la volatilida­d va a continuar aumentando a medida que se acerca el 31 de octubre, por lo que prevé que las salidas a bolsa en los próximos meses se centren en sectores económicos tradiciona­les, mientras que las tecnológic­as esperarán previsible­mente a que se aclare el horizonte político.

El grupo IAG, matriz de Vueling, Iberia, British Airways y Aer Lingus, ha atravesado por su parte un complejo proceso para mantener sus derechos de vuelo en caso de un Brexit duro.

“Tanto la Unión Europea como el Gobierno del Reino Unido han garantizad­o que los vuelos entre las islas británicas y los 27 países de la Unión Europea continuará­n incluso si se produce un Brexit sin acuerdo”, señaló a Efe una portavoz de IAG.

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ARCHIVO Oficina de la filial de Banco Santander en el Reino Unido.
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ARCHIVO Aviones de Iberia y British Airways, ambas pertenecie­ntes a la misma matriz.

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