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Bennett evita el caos para firmar el doblete

El irlandés sale airoso de una caída multitudin­aria en el kilómetro final y suma en Oviedo su segunda victoria

- Carlos de Torres OVIEDO

Después de evitar una enorme montonera en la recta de meta, el irlandés Sam Bennett (Bora Hansgrohe) levantó los brazos por segunda vez en la Vuelta a España, al final de la decimocuar­ta etapa disputada entre San Vicente de la Barquera y Oviedo, de 188 kilómetros, en la que los favoritos se salvaron del accidente con el esloveno Primoz Roglic de líder.

“Se venía venir que habría caída. La carretera picaba para arriba y había que estar delante por si había cortes”, justificab­a Alejandro Valverde en meta, afectado, sin consecuenc­ias, por el accidente. Una montonera que seleccionó el grupo del esprint por el criterio simple de la suerte.

Delante quedó Bennett, con el horizonte vacío. Detrás cayó en la trampa el holandés Jakobsen, su rival número 1. El irlandés se lanzó para renovar la gloria que ya conoció en Alicante y firmó su doblete con un tiempo de 4:28.46, por delante del argentino Maximilian­o Richeze, el lanzador del Quick Step, y del belga Tosh Van der Sande (Lotto Soudal).

En la recta de llegada un amasijo de bicicletas y ciclistas estampados contra el asfalto componían un cuadro patético. Entre los atrapados estaba el arcoíris de Alejandro Valverde, quien llegó con el susto en el cuerpo; también el esloveno Pogacar, tercero de la general, sin golpes importante­s. Su compatriot­a Luka Mezgec (Mitchelton) se llevó la peor parte y fue trasladado al hospital.

En el caos se produjeron cortes que afectaron a los hombres de la general, pero al producirse la caída dentro de los últimos 3 kilómetros los tiempos se unificaron para todo el pelotón. Roglic mantuvo la roja antes de la montaña de Asturias, cuyos puertos sólo conoce por los libros de ruta y comentario­s ajenos.

“Me han dicho que La Cubilla es como el Galibier. Espero etapas rápidas y ataques continuos, pero estoy preparado para aguantar”, dijo Roglic, que llega a las etapas decisivas con 2.25 sobre Valverde, 3.01 con Pogacar, 3.18 respecto a Miguel Ángel Supermán López y 3.33 sobre Quintana.

La jornada costera por el Cantábrico estuvo marcada por el interés de propiciar un bombón a los esprinters. La escapada protagoniz­ada desde el kilómetro 10 por Diego Rubio (Burgos BH), Dillier (AG2R), Pibernik (Bahrain), Vanhoucke (Lotto Soudal), Puccio (Ineos), y Rossetto (Cofidis) animó la marcha, pero terminó con la miel en los labios a 7 kilómetros de meta. “Nunca nos han dejado más de tres minutos de ventaja. Sabíamos que hoy sería muy difícil llegar a meta”, comentó Rubio tras la etapa.

El Quick Step de Jakobsen y Richeze no dio licencia a los aventurero­s y tiró a saco para echar abajo la fuga. Una vez logró su objetivo, el conjunto belga preparó el dispositiv­o de aproximaci­ón con sus lanzadores, si bien contó con la oposición del Bora, que soñaba con Bennett.

No era un esprint llano y puro para los velocistas. Un desnivel del 7 por ciento en el último kilómetro metió en la lucha a otros corredores con remate, como Valverde. Pero la montonera convirtió el desenlace en una lotería. El centro del pelotón reventó y los ciclistas fueron cayendo uno detrás de otro.

El infortunio afectó a Jakobsen, el ganador en El Puig, después de todo el trabajo que hizo el Deceuninck por él. Y sonrió a otros, como Bennett, el más poderoso entre el reducido grupo de supervivie­ntes de la caída. Compró el boleto acertado y con ayuda de la fortuna levantó los brazos por segunda vez en la carrera.

Ahora la Vuelta entra en Asturias con la decimoquin­ta etapa entre Tineo y el Santuario del Acebo, con un final en alto tras un ascenso de 7,9 kilómetros al 9,7 por ciento. Otro asalto para los gestores de la general.

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JAVIER LIZÓN / EFE El irlandés Sam Bennett levanta el brazo derecho al cruzar la línea de meta en Oviedo.

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