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Los príncipes también van al cole

● El método Montessori, basado en el aprendizaj­e del niño por sí solo, causa furor en la realeza ● La princesa Leonor y la infanta Sofía retomarán sus estudios mañana

- Fátima Díaz

A pesar del calor, el verano está a punto de acabar y comienza el colegio. De la vuelta a clase no se libra nadie, ni los pequeños príncipes de las casas reales europeas. El pasado jueves inauguraro­n el nuevo curso Carlota y Jorge de Cambridge posando ante la prensa. Los hijos de Felipe y Matilde Bélgica han sido este año los primeros en volver a sus aulas. Y mañana está previsto que retomen su rutina en España la princesa Leonor y la infanta Sofía, al igual que a lo largo de la semana los royals más pequeños de Noruega, Dinamarca, Mónaco, Suecia y Holanda, entre otros países. Aunque en algunos casos el asunto acarrea incluso posado oficial, como ocurrió el jueves en Inglaterra, otros miembros de la realeza prefieren dejar el primer día de colegio en la estricta intimidad familiar. Sea como sea, las clases empiezan... para todos.

Mientras unos se decantan –o, mejor dicho, sus padres– por matricular­se en centros privados, como es el caso de los príncipes jorge y Carlota, siguiendo quizás una tradición arraigada en la familia, otros optan por apoyar la educación pública, como los hijos de Federico y Mary de Dinamarca, los primeros en su familia que acuden a un centro público. La mayoría de nuevos royals, sin embargo, se han dejado seducir por una metodologí­a alejada de lo tradiciona­l y que en estos momentos es una de las mejor valoradas: Montessori. Un modelo educativo implantado por la italiana María Montessori y que aboga por la autonomía y la responsabi­lidad por parte del niño en su quehacer diario en la escuela.

Alberto y Charlene de Mónaco decidieron llevar a sus dos hijos, Jaques y Gabriella, a un centro de estas caracterís­ticas, La Petite Ecole de Mónaco, una institució­n bilingüe que sigue la filosofía Montessori y que encuentra en la experiment­ación y el aprendizaj­e del niño por sí mismo sus dos pilares fundamenta­les.

En un centro similar a este cursó sus primeros años la princesa Estela de Suecia –recienteme­nte volvió a cambiar de escuela–. En su caso, los príncipes Victoria y Daniel eligieron el Kvickjokk en Djurgården, un lugar en el que se respetan escrupulos­amente los diferentes ritmos de cada niño, sus necesidade­s de estímulo y su libertad a la hora de elegir la actividad que se ajuste mejor a ellos en cada momento.

Otro de los royals más acérrimos a la metodologí­a Montessori es Jorge de Cambridge. Sigue así los dictados de su padre, quien se educó en la escuela Mrt. Jane Mynors de Notting Hill. Diana de Gales así lo quiso y tanto el príncipe Guillermo como su hermano Enrique pasaron sus primeros años de aprendizaj­e bajo la batuta del método Montessori, algo que se ha perpetuado con el tiempo, a juzgar por la elección de los duques de Cambridge con respecto a su primogénit­o. Si bien es cierto, tanto Jorge como su hermana Carlota acuden actualment­e al Thomas’ Battersea, otro exclusivo colegio.

También en Noruega la pedagogía Montessori ha seducido a la realeza. Los príncipes Ingrid Alexandra y Sverre Magnus pasaron por las aulas de un centro de estas caracterís­ticas, tal y como había hecho su padre, el heredero Haakon.

Otra parte de la realeza no se presta tanto al paradigma Montessori, aunque sí se inclina por la educación privada. Es el caso de la princesa Leonor y la infanta Sofía, que mañana retomarán sus clases en el colegio madrileño de Santa María de los Rosales.

También tres de los cuatro hijos de los reyes de Bélgica se están formando en aulas privadas. Elisabeth, la primogénit­a, lo hace en el UWC Atlantic College de Gales. Gabriel, el segundo, acaba de estrenarse en la Internatio­nal School of Brussels (ISB), mientras que su hermano Emmanuel está matriculad­o en la escuela privada Eureka, institució­n especializ­ada en alumnos con problemas de aprendizaj­e. Y es que Felipe y Matilde de Bélgica tienen a sus hijos repartidos en cuatro centros diferentes, según sus necesidade­s. Esto ha convertido hace unos días el primer día de clase de los reyes belgas en una odisea, repartiénd­ose para llevar a los hijos a los diferentes colegios.

En el lado opuesto se encuentran los príncipes y princesas que a día de hoy acuden a centros públicos por decisión de sus padres. Federico y Mary de Dinamarca eligieron en su día la escuela pública Tranegard, situada a las afueras de Copenhague, para sus hijos, Christian, Isabella, Vincent y Josephine. Por otro lado, varias de las hijas de los reyes Guillermo y Máxima de Holanda están recibiendo su educación de este tipo de colegios. Dentro de la casa real belga, Eléonore de Bélgica es la única que aún cursa en una escuela de este tipo. Por otro lado, la heredera noruega, Ingrid Alexandra, comenzará la semana próxima en Uranienbor­g, en Oslo, dejando así la Escuela Internacio­nal de Oslo en Bekkestua, donde estaba estudiando desde 2014.

Federico y Mary de Dinamarca llevan a sus cuatro hijos a un centro público

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EFE Carlota y Jorge de Cambridge, con sus padres el último jueves, en su primer día de clases.
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GETTY Jacques y Gabriela de Mónaco, el curso pasado.
 ?? GTRES ?? Los reyes de Holanda, hace dos años.
GTRES Los reyes de Holanda, hace dos años.
 ?? EFE ?? Los Reyes, en 2018, llevando a sus hijas el primer día.
EFE Los Reyes, en 2018, llevando a sus hijas el primer día.
 ?? GTRES ?? Mette-Marit, con sus hijos en 2017.
GTRES Mette-Marit, con sus hijos en 2017.

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