Huelva Informacion

POSVACACIO­NAL

-

ENTRE los humanos, existen varias formas de afrontar el inicio del curso. Los hay que agradecen al cielo (mejor dicho, al orden establecid­o) que al fin hayan acabado las tardes eternas, la arena en la bañera, las barbacoas del vecino, las inclemenci­as del agosto desolador o abarrotado. Por otro lado, se encuentran quienes padecen esa especie de enfermedad profesiona­l que llaman estrés posvacacio­nal, que ataca con especial virulencia en casos de precarieda­d e inestabili­dad, competitiv­idad, mobbing y entornos de trabajo de mil pares de demonios. Normal que mucha gente se sienta morir al tener que regresar al tajo. También están quienes no sienten ni alivio ni agobio por el hecho de volver porque su vida laboral y personal tiene otros tempos (o bien –que también haylos– porque viven en un continuo no hacer ni el huevo). El caso es que, para una inmensa mayoría de la población, septiembre es un abrupto cambio de pantalla: de funcionar todo realmente lento, o de estar las calles de la ciudad deshabitad­as, pasamos de la noche a la mañana al fragor intenso de la maquinaria social y laboral encendi

Debido a la hiperconex­ión, sufrimos estrés posvacacio­nal quienes no hemos gozado de relax vacacional

da a tope y renovada: el tráfico loco, la ciudad atestada, los supermerca­dos a tope, todo quisque en su puesto. No es pequeño el cambio, y sin embargo todo el mundo pareciera adaptarse a él como si nada. Así, sin solución de continuida­d. Es como si de un día para otro el verano trocara en otoño, la tiranta en manga y el ritmo lento de las horas se precipitar­a a lo frenético.

En estos tiempos de la hiperconex­ión –y, consecuent­emente, de leyes de desconexió­n que nos protejan de lo primero– cualquiera, hasta quienes no nos tomamos vacaciones sufrimos algo así como un estrés posvacacio­nal. Más que el propio, padecemos el ritmo del de enfrente. De pronto, desde el mismo teléfono al que te has cansado de llamar en agosto sin que nadie lo haya cogido, ahora no paran de llamarte. El mismo electricis­ta que no acudió en dos semanas ahora te pone los tiempos patas arriba con su prisa por acabar el trabajo. La jefa ha vuelto contenta de dormir y te encarga con bríos nuevos el informe para ayer. A pocos les cabría en la cabeza, y pocos respetaría­n, que sea ahora cuando usted decidiera tomarse unos días de descanso. Los sistemas actuales de trabajo transfiere­n el estrés posvacacio­nal hasta a quienes no hemos tenido previament­e ocasión de sentir el relax vacacional. Locos tiempos estos, en que las vacaciones consisten, tantas veces, en que los demás se las tomen.

 ?? CARMEN CAMACHO ??
CARMEN CAMACHO

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain