En el techo del mundo
Rafael Nadal agranda su leyenda en Nueva York al ganar a Medvedev, en una final memorable, su cuarto Abierto de los Estados Unidos y su decimonoveno Grand Slam
Pocas banderas españolas en el Arthur Ashe Stadium. No hacían falta, Rafa jugó en casa. La conexión de Rafael Nadal con el público neoyorquino ayudó sin duda a que el tenista español agrandase su leyenda, pues suma ya cuatro Abiertos de EEUU y 19 Grand Slams, a solo un major de Roger Federer.
Nadal sufrió para ganar al ruso Daniil Medvedev y, cuando el número cinco en el ranking de la ATP forzó un quinto set desplegando un gran juego, Nadal reclamó con los brazos en alto el apoyo de los aficionados, que no le defraudaron y corearon “Rafa, Rafa”.
A Nadal le va Flushing Meadows, no sólo porque su electricidad conecta muy bien con un público amante del espectáculo tenístico, sino porque sabe encajar en un ambiente en el que se le ve sintonizar y hacer bromas, ya sea lanzándole bolas al mítico John McEnroe en su cabina de comentarista o elogiando a otro ídolo local, el golfista Tiger Woods, que acudió a apoyarlo en una noche de golpes memorables del balear.
La conexión con el público se sintió más que nunca. Fue capital. Incluso Nadal ganó a Medvedev ya al principio, pues sólo aparecer el mallorquín en la pista central ataviado con sus muñequeras y cinta de cabeza moradas –el color más buscado en las tiendas de Flushing Meadows–, el público rugió a su favor. “Vamos, Rafa”, “Come on, Rafa”, coreaba tanto en español como en inglés.
Por contra, Daniil Medvedev fue recibido con algunos silbidos. El tenista ruso se puso en contra a los aficionados desde que tuvo un gesto feo hacia ellos en el partido de la tercera ronda contra Feliciano López, al que ganó en cuatro sets.
No obstante, a medida que pasaba el partido los aficionados reconocieron a Medvedev su pundonor con aplausos: llegó a forzar un cuarto set y luego un quinto para acabar el partido 7-5, 6-3, 5-7, 4-6 y 6-4. El ruso puso a Nadal contra las cuerdas, la final fue épica.
Es verdad que en esta edición del Abierto Nadal ha tenido un cuadro de competición más cómodo que en otras ocasiones y que la lesión de Novak Djokovic y un Federer que perdió tocado le han evitado duelos del más alto nivel. Pero también es cierto que a sus 33 años de edad ha sabido frenar a figuras emergentes, como el ruso Medvedev, diez años más joven que él, y que lo ha hecho con un tenis de muchos quilates y un gran poder mental en los momentos complicados, como durante gran parte de las cuatro horas y cincuenta y un minutos de la final.
Hizo lo mismo con Matteo Berrettini, Marin Milic o Diego Schwartzman. Nadal supo sufrir en los momentos complicados, muy concentrado, para luego no ceder el saque y rematar con autoridad el partido, con un mejor te
nis y sobre todo con una mayor mentalidad. Con Medvedev le costó mucho más. El ruso, que devuelve todas las bolas y tiene una gran capacidad física pese a su delgadez, se lo puso muy difícil al ganar la tercera manga por 5-7 y el cuarto set por 4-6 y poner a Nadal ante el abismo en fases del quinto.
El ruso, el tenista más en forma del torneo y que viene de ganar en Cincinnati y ser finalista en Montreal y Washington, obligó a Nadal a meter una marcha más. Tuvo que tirar de veteranía el balear y agotar repetidamente el tiempo de saque, por lo que fue sancionado en hasta en tres ocasiones, para coger aliento. En la ceremonia posterior de entrega de trofeos, el juez de silla fue silbado por ello.
Al final, Nadal se hizo con el partido, cayó rendido en la pista y se lo vio llorar emocionado ante un vídeo que la organización puso en el acto de entrega del trofeo, recordando los grandes triunfos de su carrera. Los 3,48 millones de euros que recibió de premio serán un buen regalo de boda. El número dos del mundo se casa el 19 de octubre con su novia de toda la vida, Xisca Perelló, tan animosa como el resto de su familia en el Corona Park. Mientras, Nadal derramaba lágrimas en el techo del mundo, rendido a su leyenda.
Con 19 Grand Slams y a sólo uno de Federer, Nadal recibe elogios del universo del deporte