La humildad de un ganador en la cima
Nadal celebra el triunfo como una “victoria especial”, pero rechaza la “ambición desmedida”
Rafael Nadal, que logró su cuarto Abierto de Estados Unidos y su Grand Slam número 19, dijo tras el partido que fue una “victoria especial”, sobre todo por la dificultad que supuso, pero rechazó “cualquier ambición desmedida” y pensar en qué lugar está de la historia del tenis.
En la rueda de prensa posterior a la final en el US Open, en un partido vibrante de cerca de cinco horas ante el ruso Daniil Medvedev, Nadal fue preguntado sobre el hecho de estar a un Grand Slam de ser junto al suizo Roger Federer el tenista con más
majors de la historia. “La ambición es buena, pero la ambición desmedida es mala, porque corres el peligro de no ver el mundo de forma positiva. Yo no puedo vivir así. Si no, uno vive en un estado de tensión y presión todo el día que no lo deja ser feliz”, se sinceró Nadal, quien dijo entender el debate de que haya tres tenistas –incluyéndose junto a Djokovic y Federer– que durante tanto tiempo dominen el circuito internacional.
Nadal afirmó que juega porque es “feliz” practicando tenis –“yo hago mi historia”– y admitió que no puede “predecir el futuro” sobre cuánto tiempo puede durar su carrera, siempre pendiente de sus condiciones físicas a una edad, 33 años, en que es consciente que debe administrarse. “Yo no voy a dejar de luchar”, remachó Nadal, al valorar también unas afirmaciones de su entrenador Carlos Moyà, quien dijo después del partido: “Si el momento se pone feo, yo pondría mi vida en manos de Nadal”.
Para el número dos del ranking en la ATP, la “clave” del partido fue perder el tercer juego en el tercer set, permitiendo a Medvedev “jugar de una manera increíble”. “Ha salido de su zona de confort y ha hecho cosas que no hace habitualmente”, apuntó Nadal, quien subrayó que el ruso “llegaba a bolas increíbles”. “Y la clave (para ganar) ha sido también resistir en el comienzo del quinto set. Sabía que el partido me iba a dar otra oportunidad”, explicó.
En la ceremonia de entrega de trofeos, Nadal se emocionó hasta el punto de tener que interrumpir brevemente la entrevista ante el público, para luego tomar el micrófono y dar de forma insistente las “gracias” a los aficionados neoyorquinos por su apoyo.