Huelva Informacion

LA TIERRA ES NUESTRA MADRE

-

TENÉIS que enseñar a vuestros hijos que el suelo que está bajo sus pies tiene las cenizas de nuestros antepasado­s. Para que respeten la Tierra, contadles que la Tierra contiene las almas de nuestros antepasado­s. Enseñad a vuestros hijos lo que nosotros enseñamos a los nuestros: que la Tierra es nuestra madre. Lo que le acaece a la Tierra, le acaece también a los hijos de la Tierra. Cuando los hombres escupen a la Tierra se están escupiendo a sí mismos. Pues nosotros sabemos que la Tierra no pertenece a los hombres, que el hombre pertenece a la Tierra. Eso lo sabemos muy bien. Todo está unido entre sí, como la sangre que una a una misma familia. Todo está unido”.

Este texto fue escrito en 1855 por el jefe del pueblo Duwamish, que ocupaban hace siglo y medio lo que es hoy Washington, y respondía al presidente de los Estados Unidos, que pretendía comprar aquellas tierras y expulsar a los indios a una reserva, como finalmente hicieron. Aquel pueblo, que llevaba generacion­es viviendo en aquellas tierras, no entendía que se pudiera comprar ni vender, no se sentían dueños, sino habitantes. Importó poco lo que pensaran: fueron exterminad­os.

Pero las palabras del jefe Seattle tienen

“Continuad contaminan­do vuestro lecho y una noche moriréis en vuestra propia caída”

hoy la misma vigencia que entonces. Se quejaba, en otra parte del texto, de como los colonos disparaban desde el tren por diversión a los búfalos, su fuente de alimento, dejando miles de animales pudriéndos­e al sol. Ese mismo comportami­ento lo hemos mantenido hasta la fecha: hemos dilapidado los recursos naturales del planeta de una forma irresponsa­ble y frenética. Y ahora, después de tantos años, empezamos a darnos cuenta de que este comportami­ento nos lleva directos al caos. Y lo que es peor: no somos capaces de frenar esta enloquecid­a carrera hacia el abismo.

Estamos ya inmersos en una crisis climática. Ya no hay plazos, ya no queda tiempo. A partir de ahora esta crisis será la que marque la agenda internacio­nal, por las bravas. Estamos viendo sus consecuenc­ias en forma de deshielo, tornados, sequías, basuras… y ahora sólo podemos hacer dos cosas: frenar nuestro comportami­ento y atenuar como podamos todas esas consecuenc­ias. Pero la paradoja es que pretendemo­s hacer lo segundo sin lo primero. Volviendo a las palabras del jefe Seattle (texto cuya lectura completa recomendam­os), nos secamos el escupitajo cada vez, y cada vez volvemos a escupir a la Tierra. A nosotros mismo. “Continuad contaminan­do vuestro lecho y una noche moriréis en vuestra propia caída”.

 ?? GONZALO REVILLA ?? proyecto@dosorillas.org
GONZALO REVILLA proyecto@dosorillas.org

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain