LEJÍA CON HIELO, POR FAVOR, PAGA EL TARADO PANDEMIA
EL hombre del que suele decirse que es el más poderoso del mundo es en la actualidad un tarado. No hay que darle más vueltas. Las pocas dudas que pudieran quedar se han disipado definitivamente. No es necesario rebuscar en el diccionario más términos. Tarado es adecuado. El hombre más poderoso del mundo por el cargo que tiene, el Gobierno que preside y el país en el que manda, con la influencia que éste tiene sobre el resto del mundo –lo quiera o no–, es un tarado porque propone como remedios contra el virus un caldo elaborado con una pastilla de detergente –el avecrem no sirve– y de postre un lingotazo de lejía, a palo seco mejor que con hielo: el efecto será más rápido. Fulminante. En el caso de que el contagio sea tan bestia como para hacer fracasar el menú anterior, la sobremesa del infectado consistirá en un pico de desinfectante acompañado de un baño de luz ultravioleta que en los casos más desesperados puede aplicarse también vía intravenosa. Tal vez estén empezando a desempolvar sillas eléctricas. Una de sus sacudidas acaba con el Covid-19 fijo. Esto no lo discute nadie.
El problema con las ocurrencias del tarado es la aceptación que tienen las ocurrencias del tarado. El seguidismo del que goza trasciende las fronteras de su país. Allí cuenta con la sección más fanática de hooligans, para algo son sus paisanos y parte fundamental de la población que lo aupó al poder, pero por estos lares cuenta también con una legión de supporters entre los que cundió el regocijo cuando venció a su adversaria. No hay que olvidar que entre estos forofos se encuentran plumas y lenguas afiladas de la –llámesele así también, aparquemos por una vez lo de ultra, que al parecer tanto les molesta– “nueva derecha” o “derecha alternativa”, que vieron en la victoria del tarado el renacimiento una nueva forma de hacer política, de gestionar el poder, alejada de las élites que habían dado la espalda al pueblo. Así como suena. El partido español cuyo dirigente se acerca más al modelo que exporta el tarado a todos los puntos del globo sazona en abundancia su potaje ideólogico con especias marca Steve Bannon. Por el momento se desconoce si seguirán las recetas
del tarado para hacer frente al coronavirus. Porque hay gente aquí que no vería nada mal que nos gobernara alguien como el tarado. Al contrario. Los recuerdo muy ufanos celebrando el final político del “negro engañabobos” que antecedió en el cargo al tarado y riéndose de su “buenrollismo políticamente correcto”. Bien.
Ahora el tarado está al mando. En el poder. Donde lo querían. Recomendando remedios contra el coronavirus. Ya le han hecho caso algunos (estos fans...). Y están jodidos. Parece que la cosa no ha surtido efecto. Que el caldo de detergente no es bueno. Tampoco el desinfectante en vena. ¿Cómo es posible? Pero si lo ha recomendado el hombre más poderoso del mundo.
Un tarado.
DIARIO DE LA
5
41