LA ENCRUCIJADA DE LA SEGUNDA B FRENTE A SU PRESENTE Y FUTURO
NADIE duda de que el fútbol es la locomotora del deporte (1,37% del PIB) y un caso excepcional en el mundo de los negocios, así quedó reflejado tras el Pacto de Viana a instancias del CSD para unificar ideas y ayudas entre LaLiga y la RFEF en todos sus estamentos. Así la cuenta atrás en el protocolo del regreso al trabajo en la segunda quincena de mayo escalonado en cuatro ciclos, si el Gobierno autoriza la actividad deportiva en solitario, y terminar la temporada del fútbol profesional.
La ruta previsible sería en junio sin público mientras no haya vacunas manejando argumentos políticos y económicos, pese al rechazo de la AFE y asegurar los médicos de los clubes que es imposible garantizar el riesgo cero. El visto bueno de Sanidad retrasa los deseos de la patronal de los test masivos previstos a partir del martes. Sólo pueden hacerse bajo prescripción médica con los criterios de síntomas en el orden establecido.
Lo más descatable del Pacto de Viana para el fútbol no profesional, fútbol femenino y otras federaciones es que Javier Tebas garantiza 200 millones durante cuatro años, a razón de 50 millones por temporada, y la modificación del artículo 8 del Real Decreto sobre los derechos audiovisuales que los cede a Luis Rubiales para el control federativo de financiar las necesidades de los humildes.
La RFEF tiene que concretar qué hace con el presente y el futuro de la Segunda B sin especulaciones tras su boceto de discordías de ampliar los grupos, play off exprés de ascenso y sin descensos. Esta categoría carece de protocolo de test sanitarios y de infraestructuras imprescindibles. Y según los epidemiólogos el lento regreso a la normalidad aconseja estadios cerrados hasta 2021, que sería una catástrofe. Lo más razonable es anular la actual campaña. Ni favorecer, ni perjudicar. Holanda crea un precedente de temporada desierta, sin campeón, ni ascensos, ni descensos.
Lo más razonable es anular la actual campaña para no favorecer ni perjudicar