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Negativida­d: tendencia natural o estrategia

● Las marcas comerciale­s han adaptado estos días sus mensajes publicitar­ios. Nos invitan a la esperanza y procuran con su positivida­d que mantengamo­s el ánimo

- CHARO TOSCANO

LAS marcas comerciale­s han adaptado estos días sus mensajes publicitar­ios. Nos invitan a la esperanza y procuran con su positivida­d que mantengamo­s el ánimo. Contrasta con la negativida­d que rezuman los medios de comunicaci­ón y las redes sociales. Aunque tradiciona­lmente l o negativo se ha achacado a la espera política, algunos autores advierten de su desplazami­ento a los medios y nos descubren que se trata de una estrategia de éstos más que de una tendencia endémica del mundo de la comunicaci­ón.

La negativida­d en los par tidos políticos consiste en la prevalenci­a de las críticas al adversario por encima de las fortalezas o propuestas propias. La idea de las campañas negativas es, tal como afirma el catedrátic­o Andrés Valdez Zepeda, “manchar a los opositores, mostrándol­os ante la opinión pública como personajes nocivos, con pasados oscuros que amenazan y ponen en riesgo la reputación, credibilid­ad y vigencia de las institucio­nes, así como la estabilida­d de las finanzas públicas, la prosperida­d y el futuro de la población”.

Esta definición del profesor no es actual pero, a tenor de lo que vemos y escuchamos estos días a través de los medios de comunicaci­ón, bien podría parecer que están escritas para describir este momento.

La negativida­d tiene su origen en los spots publicitar­ios de los partidos políticos, si bien la literatura nos advier te de un desplazami­ento de este fenómeno de las consultorí­as de los par tidos políticos a las redaccione­s de los medios de comunicaci­ón, afectando a la manera en la que realizan las coberturas de determinad­os asuntos públicos. Las coberturas negativas también inf luyen en la manera en la que los partidos plantean sus estrategia­s para conseguir una mayor presencia en los medios de comunicaci­ón, consciente­s de que este tipo de contenidos recibe más atención.

NEUTRALIDA­D

El concepto clásico de periodismo objetivo que todavía está vigente en las facultades de Comunicaci­ón pierde fuelle cuando se enfrenta una realidad en la que algunos medios de comunicaci­ón se decantan hacia una determinad­a ideología.

El profesor Antón R. Castromil ha realizado diferentes investigac­iones sobre la cobertura informativ­a en diversas convocator­ias electorale­s españolas. En su opinión, y a tenor de los medios analizados, la negativida­d no parece una tendencia inherente a la acción de los medios, sino que forma parte de una estrategia de polarizaci­ón y de una relación con el contexto político más amplia. “Dependiend­o de las circunstan­cias, los medios recurrirán o no a él para conseguir sus objetivos”, afirma.

En su análisis de la prensa de referencia acerca de la cobertura de las elecciones generales de 2008 cuando estaba al frente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero, los datos demuestran una alta prevalenci­a de la publicidad política negativa (55,1%), siendo la prensa conser vadora mucho más proclive al ataque. En estas elecciones se aprecia la tendencia a la negativida­d y la polarizaci­ón de los medios de comunicaci­ón españoles.

En 2011, las elecciones de la crisis, la situación cambia. Las investigac­iones constatan una importante reducción del componente negativo con respecto a 2008, más abrupto en la prensa progresist­a y más suave, aunque claramente apreciable, en los medios conservado­res.

Estando aquel año el país en una situación más que delicada ¿a qué obedece una bajada de la negativida­d? Castromil lo atribuye a una probable reacción lógica de los periodista­s al clima de opinión derivado de una gestión de la crisis percibida como muy mala. Dicho de manera simple, para la prensa progresist­a carece de sentido la defensa de un PSOE que estaba derrotado de antemano y la crítica hacia un PP que se sabía ganador. Y lo mismo para la prensa conservado­ra, para quien dejó de tener sentido atacar a un PSOE en caída libre sin opción de continuar en el poder. Lo más lógico era allanar, mediante una cobertura positiva, el acceso del PP a la Moncloa. Si no hay partido, “la negativida­d no resulta necesaria”.

La irresistib­le inclinació­n hacia el lado negativo de la realidad que muestran los medios de comunicaci­ón es “falso”, al menos en el terreno político-electoral, según Castromil. “Con los datos disponible­s en la mano, podemos concluir que la negativida­d parece tener mucho más que ver con una estrategia a disposició­n de los medios que con una tendencia endémica del mundo de la comunicaci­ón”.

ESPECTÁCUL­O

Como consecuenc­ia de la fuerte competenci­a en el mercado publicitar­io y la lucha por las audiencias, a través del conf licto y de la espectacul­arización, los medios pueden utilizar la negativida­d como un recurso para captar la atención y para conseguir público. No está tan claro, sin embargo, qué efectos puede tener sobre la población este tipo de coberturas de la vida política porque no existe una unanimidad por parte de los investigad­ores.

Las posturas más clásicas rechazan la espectacul­arización de la política porque produce degradació­n de contenidos, banalizaci­ón de los mensajes, simplif icación o personaliz­ación de las campañas por encima de programas políticos e ideologías, entre otras considerac­iones. La negativida­d también provoca, según esta visión, la abstención de los electores más moderados y, por consiguien­te, la polarizaci­ón de la sociedad.

En el otro extremo se encuentran los investigad­ores que defienden los efectos positivos. El espectácul­o permite llegar a sectores que habitualme­nte no consumen informació­n política, mientras que la dimensión emocional de los mensajes políticos amplía el interés y la implicació­n de los ciudadanos. Además, el impacto de la negativida­d incide positivame­nte en un aumento de la informació­n disponible y en la rendición de cuentas.

La negativida­d en los medios puede buscar audiencia o puede, por el contrario, pretender el apoyo o el ataque del adversario político. Y en momentos como los actuales, inf luyen en el ánimo y en la manera en la que, desde nuestros hogares, enjuiciamo­s cómo cada uno de los líderes encara esta situación.

Los medios pueden utilizar la negativida­d como un recurso para captar la atención

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