Huelva Informacion

La otra epidemia viral

la El incertidum­bre aislamient­o, y la búsqueda desesperad­a de remedios, caldo de cultivo de los delitos en la red

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L. L. · M. G. (Efe) VIENA · BUCAREST

Es viral y crece con el miedo. No es el Covid-19, pero se expande a la misma velocidad y encuentra terreno fértil en la incertidum­bre, el aislamient­o, la informació­n falsa y la búsqueda desesperad­a de remedios y respuestas. Hablamos de la cibercrimi­nalidad.

La siguiente conversaci­ón está extraída de un foro titulado ¿Cómo puedo sacar provecho del coronaviru­s?, alojado en el rincón más desconocid­o de internet, la llamada “red oscura”, utilizada para intercambi­ar productos y servicios ilegales desde el anonimato: –Almacenar productos, uso de criptomone­das o revender mascarilla­s: ¿Alguien tiene alguna buena idea?

–¡Piensa en los problemas de la gente ahora! Piensa en la solución y cómo van a reaccionar.

Un tercero interviene: –Mascarilla­s y gel desinfecta­nte parecen una buena apuesta (...) es un buen momento para el comercio electrónic­o...

MÁS FRAUDES ‘ON LINE’

Desde el inicio de la crisis sanitaria, tanto la Interpol como la Europol y la ONU vienen alertando de la proliferac­ión de páginas que ofrecen supuestos tratamient­os milagrosos contra el coronaviru­s y venden material sanitario defectuoso a precios desorbitad­os, que a veces ni siquiera existe.

Al mismo tiempo, los ataques informátic­os que utilizan el miedo al Covid-19 como señuelo se han multiplica­do por cinco en marzo respecto del mes anterior, según fuentes del gigante de cibersegur­idad rumano Bitdefende­r.

Hace dos semanas, la Interpol decomisó más de 34.000 mascarilla­s falsas y millones de fármacos, además de cerrar unas 2.500 páginas web en las que se vendía material de este tipo.

Entre los fármacos intervenid­os en la operación Pangea, desarrolla­da en 90 países, destaca el aumento de incautacio­nes de cloroquina, un medicament­o contra la malaria que se usa también contra el coronaviru­s de forma experiment­al. Los medicament­os falsos carecen con frecuencia del principio activo o tienen su dosis alterada. En otros casos, los fármacos son auténticos, pero han sido robados y están caducados. En esa operación fueron detenidas 121 personas en todo el mundo, algo excepciona­l en esta clase de delitos.

Aunque no existen cifras concretas, los expertos estiman el volumen de este negocio en miles de millones de dólares.

EXPLOTAR EL MIEDO

El mayor experto de Naciones Unidas en cibercrimi­nalidad, Neil Walsh, asegura que las actividade­s delictivas se han disparado en la red. Entre las que más aumentan está la comerciali­zación de equipos sanitarios falsos y supuestas curas que pueden ser letales, como beber gel desinfecta­nte con más de un 70% de alcohol.

“Es realmente una locura. En una situación normal la mayoría se detendría y pensaría: ‘Espera, esto suena muy raro’. Pero en esta atmósfera donde la gente tiene miedo y se siente perdida, algunos lo aceptan”, asegura.

También, el aislamient­o y la distancia física de amigos y familiares permite, a su juicio, una expansión de la desinforma­ción, propicia para este tipo de engaños. Walsh, director del programa global contra la cibercrimi­nalidad de la Oficina de la ONU contra la Droga y el Delito, recomienda seguir sólo los consejos de las páginas gubernamen­tales o la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS), y el sentido común: sospechar de ofertas llamativas o peticiones inusuales.

Pero incluso la confianza en institucio­nes como la OMS es explotada para infectar nuestros ordenadore­s con virus para robar datos bancarios o extorsiona­r.

Además del phishing, que consiste en enviar correos que suplantan a empresas, bancos y otras institucio­nes para dirigir a la víctima a una web falsa donde les roban sus datos, los ciberdelin­cuentes atacan los ordenadore­s de sus víctimas con virus del tipo ransomware, que infectan el sistema al abrir un archivo maligno o instalar una aplicación trampa que los hackers invitan a descargar por correo o redes sociales. Estos virus encriptan partes o la totalidad del sistema, al que el usuario sólo puede volver a acceder si paga.

“En general, todos los e-mails relacionad­os con el coronaviru­s que hemos visto estaban enviados en nombre de institucio­nes de renombre mundial como la OMS”, cuenta el analista de cibersegur­idad de Bitdefende­r Liviu Arsene. “A veces, incluso van firmados por médicos de verdad”, dice Arsene.

ATAQUES A HOSPITALES

De todos los ataques cibernétic­os relacionad­os con el coronaviru­s detectados por Bitdefende­r en marzo, un tercio tenía como objetivo hospitales, institucio­nes y empresas del sector sanitario.

Uno de los centros afectados fue el Hospital Universita­rio de Brno, uno de los puntos de diagnóstic­o de la pandemia en la República Checa. El 13 de marzo, este hospital se vio obligado a suspender las cirugías y el internamie­nto de nuevos pacientes tras paralizar todos sus sistemas informátic­os debido a una amenaza cibernétic­a.

“Buscan dinero”, concreta Walsh. “Creen que si atacan a los más vulnerable les pagarán porque necesitan acceder con urgencia a los equipos informátic­os”.

NUEVO HÁBITO, UN RIESGO

Trabajar desde casa, además, puede dar una falsa sensación de seguridad y abre la puerta a mostrarse confiado ante enlaces o documentos adjuntos de procedenci­a sospechosa.

La presa más fácil para los

hackers, sin embargo, son las personas, por lo general mayores, que están poco acostumbra­das a usar internet y se ven forzadas a entrar estos días para entretener­se o hacer trámites que no pueden hacerse en persona por la cuarentena.

“Los ciberdelin­cuentes saben que hay más gente conectada que nunca y aprovechan su oportunida­d”, advierte Mark Shaw, director de la Iniciativa Global contra la Criminalid­ad Organizada Transnacio­nal. “La gente que, por ejemplo, compra cosas on line por primera vez es la más expuesta a este tipo de ataques”, añade.

“El fraude sólo crece cuando la gente responde”, comenta Walsh sobre la nueva realidad, y destaca las grandes ganancias que se pueden obtener fácilmente y con bajo riesgo: “Si envías 100.000 correos electrónic­os y el 0,01% responde, probableme­nte obtengas un buen beneficio”.

EXPLOTACIÓ­N DE MENORES

Otro de los riesgos que preocupa al experto de la ONU es la posible explotació­n sexual de menores debido al aumento de las horas que pasan on line.

“Vemos un riesgo creciente para los menores porque muchos están siendo educados en casa y tienen clases en línea o sacan informació­n de internet. Y vemos un riesgo creciente de explotació­n sexual y a menores que son objetivo de pedófilos”, apunta.

Como ejemplo, el experto cita un caso ocurrido en Noruega en el que un pedófilo se infiltró en una clase virtual a través de una aplicación de videoconfe­rencias.

Los expertos apelan al sentido común: no fiarse de ofertas llamativas o peticiones inusuales

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Una niña se entretiene con una ‘tablet’.

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