Huelva se inicia en la desescalada con una primera fase preparatoria
● Los comercios funcionan con cita y la hostelería con recogida de pedidos
Comercios y servicios profesionales deben garantizar la atención individualizada
Los establecimientos estarán abiertos durante el horario de recogida de los pedidos
Huelva se inicia hoy en el proceso de desescalada en la denominada fase cero con la cual se f lexibilizan algunas de las restricciones del estado de alarma relacionadas con el comercio minorista y la hostelería. Así, se permite la reactivación de su actividad, pero con ciertas limitaciones y siempre y cuando se cumplan las necesarias medidas de higiene y seguridad dirigidas a la protección de los clientes y trabajadores.
A los comercios y establecimientos hosteleros se unen aquellos servicios profesionales que requieren de la apertura al público de locales como es el caso, entre otros, de peluquerías y centros de estética o fisioterapia y servicios de arreglos y reparaciones.
Respecto al comercio minorista y a los servicios profesionales, podrán reabrir los establecimientos y locales cuya actividad se hubiera suspendido tras la declaración del estado de alarma, a excepción de aquellos con una superficie de más de 400 metros cuadrados, así como los que tengan carácter de centro comercial o que se encuentren dentro de los mismos sin acceso directo e independiente desde el exterior.
Los establecimientos comerciales o de servicios profesionales deberán funcionar con un sistema de cita previa que garantice la permanencia en su interior de un único cliente por cada trabajador. No se podrán habilitar zonas de espera.
Se debe garantizar la atención individualizada al cliente con la debida separación física y en el caso de que esto no sea posible, mediante la instalación de mostradores o mamparas.
Por otra parte, habrá un horario de atención preferente para los mayores de 65 años, que deberá hacerse coincidir con las franjas horarias marcadas para los paseos de este colectivo.
Todos los establecimientos podrán establecer sistemas de recogida de los productos adquiridos, siempre que garanticen una recogida escalonada que evite aglomeraciones en el interior del local o en su acceso.
En cuanto a las medidas de higiene, se realizará, al menos dos veces al día, una limpieza y desinfección de las instalaciones y una de ellas se hará, obligatoriamente, al finalizar la jornada.
La distancia entre el vendedor o proveedor de servicios y el cliente será de al menos un metro cuando se cuente con elementos de protección o barreras, o de aproximadamente dos metros si no existen estos elementos.
En el caso de los servicios de profesionales que no permitan el mantenimiento de la distancia como es el caso de las peluquerías, centros de estética o fisioterapia, se deberán utilizar las medidas de protección individual oportunas.
El tiempo de permanencia en los establecimientos y locales será el estrictamente necesario para que los clientes puedan realizar sus compras o recibir la prestación del servicio.
En los que sea posible la atención personalizada de más de un cliente al mismo tiempo deberá señalarse la distancia de seguridad interpersonal de dos metros entre clientes, con marcas en el suelo, o mediante el uso de cartelería. En todo caso, la atención a los clientes no podrá realizarse de manera simultánea por el mismo trabajador. Tanto en los comercios como en los establecimientos de servicios profesionales y hosteleros se deberán poner a disposición del público dispensadores de geles hidroalcohólicos en la entrada del local y deberán estar siempre en condiciones de uso.
En los comercios que cuenten con zonas de autoservicio, deberá prestar el servicio un trabajador. En los establecimientos del sector comercial textil y de arreglos de ropa, los probadores deberán utilizarse por una única persona y después de su uso se limpiarán y desinfectarán.
En el caso de que se pruebe una prenda que posteriormente no adquiera, ésta deberá ser higienizada antes de ofrecérsela a otros clientes.
Por otra parte, las actividades de hostelería y restauración que se permiten son únicamente las del servicio de entrega a domicilio, a lo que se une ahora la posibilidad de recogida por el cliente del pedido en el establecimiento, pero queda prohibido el consumo en el interior de los bares y restaurantes.
El cliente realizará el pedido por teléfono y se fijará un horario de recogida, evitando aglomeraciones en las inmediaciones del establecimiento. Habrá un espacio habilitado y señalizado para la recogida de los pedidos donde se realizará el intercambio y pago. Siempre deberá garantizarse la debida separación física y cuando esto no sea posible, con la instalación de mostradores o mamparas.
Los establecimientos sólo podrán permanecer abiertos al público durante el horario de recogida de los pedidos.
El cierre de los colegios, institutos y universidades a raíz del estado de alarma decretado por el Gobierno central ha forzado a ejecutar un experimento improvisado en toda la geografía española. Si bien hace algún tiempo las presentaciones multimedia y los materiales didácticos audiovisuales comenzaron a fijar los cimientos de una educación digital, lo cierto es que se trataba de un cambio en los medios tecnológicos, no en los métodos de aprendizaje. La crisis que ha traído consigo la propagación del coronavirus ha acelerado la transición hacia el aula digital, escenario que obliga a los docentes a reinventarse y a ingeniárselas para que su enseñanza siga siendo efectiva y personalizada.
La actual coyuntura evidencia una serie de realidades sobre las cuales antes no se había intervenido. La primera de ellas se refiere a la brecha digital, o lo que es lo mismo, el acceso de las familias a las nuevas tecnologías de información y comunicación. Pese a que los jóvenes son nativos digitales, se constata que hay segmentos vulnerables que no pueden seguir el ritmo de los compañeros de clases por una mera cuestión de medios tecnológicos. Por otro lado, influye la preparación técnica y didáctica para implementar la
Los TFG pasan a ser teóricos y bibliográficos a raíz de la situación de aislamiento por el virus
tecnología en la enseñanza, por lo que unos centros aventajan a otros en este cambio drástico al haber incorporado previamente la digitalización a las aulas. De otro lado, los colegios no dejan de ser un elemento de cohesión social, por lo que muchos colectivos priman la vertiente cívica sobre la académica, sobre todo en los cursos más bajos. En este sentido, los docentes deben hacer un esfuerzo extraordinario para acercarse a las familias de los alumnos al objeto de que la educación en valores no se esfume.
La Educación Primaria es la modalidad que requiere un mayor apoyo de las familias de los estudiantes, en tanto que “los alumnos de estas edades no tienen la autonomía de encender un ordenador para hacer los ejercicios que se les mandan”, resalta la profesora de primer ciclo de Primaria C.G. Por ello, los docentes han reforzado el nexo de unión con los padres, con quienes “tenemos horarios de tutorías y una constante comunicación” para el envío de vídeos tutoriales y actividades adaptadas e individualizadas y la posterior recogida de tareas por correo electrónico.
En relación a la digitalización de la enseñanza, para los primeros cursos se antoja complicado el uso de las plataformas virtuales, en tanto que los alumnos no acceden a ellas. Por ello, los profesores habitualmente tienen poco contacto con ellas y realizan “cursos a marcha forzada para estar al día”, sostiene C.G. Asimismo, la integración de contenidos digitales en estas nuevas aulas entraña la problemática de la brecha digital, que afecta a “jóvenes que viven en el campo y carecen de conexión a internet”, por lo que para aliviar esta problemática hay ayuntamientos, como el de Aljaraque, que imprimen materiales escolares y los hacen llegar a los estudiantes.
En el caso de esta docente, el área de enseñanza es el inglés, una asignatura que debe incorporar “juegos, coreografías y canciones para que los niños se queden con lo más esencial”. Pese a que el método utilizado contempla el envío de vídeos de internet, hay muchos alumnos sobre los que hay que intervenir para “moverlos y que pierdan la vergüenza a los bailes y a cantar”. Por ello, la presencia física del docente se presume “primordial” en edades tan tempranas.
La Educación Secundaria Obligatoria sí que suscita una mayor autonomía personal por parte del alumnado, por lo que los centros docentes trasladaron sus clases a las aulas digitales el pasado viernes 13 de marzo, después de que el Gobierno decretase el estado de alarma. En el colegio Salesianos Cristo Sacerdote de la capital onubense la implantación de Google Classrom –plataforma de enseñanza on line empleada durante el confinamiento– llegó a principios de curso. La anticipación a un escenario imprevisible motivó que algunos profesores –en áreas como filosofía, ciencias sociales o economía– comenzasen a trabajar el material didáctico de forma digital.
Pese a que las herramientas para abordar el trabajo telemático estaban preparadas, los profesionales han tenido que pasar por una “auto formación”, tal y como asegura el jefe de estudios de Secundaria Domingo Feria, quien se mostraba sorprendido por la “capacidad del claustro para transformarse y renovarse”. Así, el personal docente se reunió por departamentos para consensuar el método de trabajo, pues hay áreas que abogan por el trabajo diario, mientras que otras optan por tareas y correcciones cada semana, si bien todos coinciden en otorgarle un 50% de la nota final a los exámenes y el otro 50% a los deberes.
En relación al valor que tendrá el trimestre en la nota final, el colegio Salesianos, al igual que la mayoría de centros, ha f lexibilizado la última parte del curso con el objetivo de no perjudicar a quien le afecte la brecha digital, pues hay un 5% de los alumnos que no se han podido registrar aún en el aula virtual.
Una de las cuestiones que mayor incertidumbre despertaba en el alumnado era la calificación de la asignatura de Educación Física. Domingo Feria, profesor de esta asignatura en Salesianos, reconoce que para él “es una materia eminentemente práctica y, por tanto, se evalúa con el movimiento”. Sin embargo, la situación de confinamiento ha alterado el método seguido, en tanto que “no todos tienen las mismas condiciones para hacer deporte en casa por el espacio, por lo que no sería justo una calificación en base al movimiento”. Por ello, este profesor trata de transmitir los conocimientos que se aprenden en el patio para un posterior examen teórico que contemple todo aquello susceptible de ser preguntado en un control de tales características.
En Bachillerato la autonomía del alumnado es “mucho mayor que en Secundaria”, destaca María Luisa Sánchez, profesora de Matemáticas en el IES Diego de Guzmán y Quesada. De hecho, su percepción se respalda en que la asistencia a sus clases on line en 1º de Bachillerato es del 60%, cuando en la ESO este porcentaje aumenta en un 20 o 30%. Esto se explica porque “muchos prefieren estudiar con los vídeos que cuel
La Universidad de Huelva aboga por exámenes que “inviten a razonar las respuestas”
go en Google Classrom para luego preguntarme dudas”.
Esta plataforma es también usada por Rocío Fernández, docente de Historia en el IES La Marisma. La particularidad de este centro es que las clases de Bachillerato reúnen a tan solo una quincena de alumnos, por lo que “podemos poner tareas individualizadas y resolver dudas de forma muy sencilla”.
La tónica en estos cursos es muy similar entre los centros. Parte de los profesores deciden dar clases on line una o dos veces en semana, mientras que otros cuelgan ejercicios y trabajos en Google Classrom, si bien es cierto que todos están en permanente contacto con el alumnado para disipar dudas y controlar la progresión de los mismos.
El nerviosismo es mayor en los estudiantes de 2º de Bachillerato debido a la Selectividad, que según la orden ministerial publicada en el BOE de este jueves, deberá celebrarse entre el 22 de junio y el 10 de julio de 2020. La incertidumbre que gira en torno a los contenidos, que por vez primera se verán alterados, obliga a los profesores a “afianzar conocimientos y centrarnos en lo esencial, antes que en avanzar una materia que finalmente no se vaya a preguntar”, sostiene Rocío Fernández.
La flexibilización del último trimestre se extrapola también a la Universidad de Huelva, donde los docentes emplean la plataforma Moodle para impartir los contenidos. La misma ha sido un descubrimiento para muchos docentes que desconocían las posibilidades que albergaba el aula digital, por lo que “pese a que habíamos trabajado previamente en Moodle, hemos podido explotar sus herramientas”, asegura Inés Garbayo, profesora del Departamento de Química de la UHU.
En el caso de la citada docente, la plataforma le ha permitido compartir ejercicios de forma instantánea con sus alumnos, al tiempo que puede hacer indicaciones con una tiza en una pizarra digital. Respecto al improvisado método, Garbayo reconoce que le ha llamado la atención que el alumnado “no se descuelgue y siga interesado en la asignatura”. Esta profesora, incluso, ha dado un paso más en su intento de acercar al máximo los contenidos a los estudiantes, en tanto que ha compartido su teléfono personal para disipar dudas. En este sentido, “todos son muy educados y prudentes y solo utilizan esta vía cuando tienen una pregunta real, por lo que me da tranquilidad que quien tenga dudas pueda contactarme”, resume Inés Garbayo.
En relación a los exámenes, los nuevos ingredientes serán una reducción del tiempo y la inclusión de preguntas que permitan razonar para evitar “el copia y pega”. Por ello, “hay que ser imaginativos y flexibles”, destaca la docente de Química, quien apunta que “después de esta situación podremos buscar una mezcla interesante entre lo presencial y lo digital”.
En cuanto a los Trabajos de Fin de Grado se refiere, la propuesta universitaria es la de imprimir una mayor cercanía con el alumno, al objeto de facilitarles las entregas de los mismos en vista a poder cerrar el expediente académico. Concretamente, Inés Garbayo tutoriza a una joven que contaba con un TFG experimental, si bien el hecho de evitar las tutorías presenciales ha obligado a que el trabajo “sea más teórico y bibliográfico”. De este modo, la mayoría de estos TFG serán teorizados para que la adaptación sea más fácil y los alumnos puedan salir beneficiados.