Negativo en COVID-19
● Un caso real de test logrado en el ‘mercado negro’ antes de la limitación impuesta a los laboratorios
El BOE del pasado 14 de abril recogió una orden que permitía a la sanidad pública tomar el control de los centros, servicios y establecimientos de diagnóstico clínico privados. La idea era que las comunidades autónomas tuvieran a su disposición estos establecimientos y su personal para poder utilizarlos en los tests de Covid-19 ante la alta demanda de las pruebas y su carencia en el mercado.
Ese día, este redactor se puso en marcha para comprobar si, en efecto, era tan complicado conseguir un test de este tipo. En primer lugar conviene aclarar que los test de detección del Covid-19 no se consideran medicamentos, sino material sanitario de análisis, por tanto son una división específica de la industria llamada tecnología sanitaria.
Existen tres tipos básicos de pruebas: PCR –siglas en inglés de reacción en cadena de la polimerasa–, que detectan el material genético del SARS CoV-2, siguiendo el patrón ya usado para otros virus. Toman muestras de mucosas y se analizan en laboratorios. También están los test serológicos, que detectan la respuesta del organismo ante el virus: los anticuerpos. Pueden ser rápidos, como el de los embarazos o se pueden hacer en laboratorio. Por último, los test inmunológicos detectan la reacción inmunológica en la sangre y se hacen en laboratorios.
Tras muchas pesquisas, un nutricionista nos ofrece la posibilidad de adquirir una prueba serológica a través del laboratorio que le trabaja. Es 22 de abril y la petición debe cursarse ya. Según explican, la moratoria concedida a los laboratorios para seguir realizando esos análisis expira al día siguiente, el día 23.
El precio es 40 euros más gastos de envío, cuando sabemos que un test rápido de Covid-19 tenía un precio mayorista aproximado de 8 euros, en tanto que un PCR se va a los 60, gastos de personal, laboratorio y otros aparte.
El día 24 nos llega por mensajería rápida el material y las instrucciones para hacer la prueba. Nos recomiendan esperar al día 27 para sortear el fin de semana y enviar las muestras de sangre recién obtenidas.
Hay un tubo de ensayo para verter cuatro gotas de sangre y una lanceta para una punción en la yema del dedo corazón. Esa mañana procedemos a autorrealizarnos la muestra.
El día 29, apenas dos días después del envío, el nutricionista que nos ha gestionado todo el procedimiento nos dice que va a necesitar que la petición la curse un médico colegiado para poder obtener los resultados, ya que el Gobierno vigila mucho lo que entra y sale del laboratorio. Él mismo se ocupa de gestionarlo con un médico que se presta a ello.
A mediodía recibimos en el correo electrónico los resultados de la prueba. “IgG frente a coronavirus: negativo –un positivo es indicativo de contacto previo con coronavirus–; IgM frente a coronavirus: negativo –un positivo es indicativo de un contacto relativamente reciente con el coronavirus–”. Son pruebas inútiles para saber si una persona contagia el virus.