En plena desescalada

Después de casi cincuenta días sorteando momentos no deseados, recordamos que para el peligroso virus que se inició en China y que ha dejado un elevado número de muertos en su recorrido, España no fue una excepción. A pesar de que todo nuestro entorno ha sufrido contagios, ahora respiramos algo más tranquilos porque parece superado el peligro, al menos en su versión más grave. Por fin se empieza a ver la luz al final del túnel gracias al “Quédate en casa”. No ha sido fácil. Sin duda, la peor parte ha sido no poder estar con mis hijos y con mis nietas, como supongo en el caso de cualquier amigo o vecino. El estar cerca y no poder verles no ha sido agradable. Gracias a Dios, va mereciendo la pena que los abuelos hayan hecho una buena labor a una causa incompleta por lo caro que ha costado dejar a España con un elevado número de parados, que ha originado paralizar labores por el posible contagio de las personas, es decir, detrás de la psicosis, la gravedad del caos laboral. Esperamos lo mejor de todos los políticos para soluciones que puedan llegar. Los primeros días de mayo pueden ser el principio del cambio, aun siendo grave la situación todavía, si se vuelve a abrir todo el comercio en general, podremos comprar, consumir todo lo nuestro para dar vida a los trabajadores. ¿Cuánto ha costado frenar el contagio? Su precio, un elevado número de sueldos. Por lo menos, la mejoría del tema ha permitido a las pequeñas y pequeños salir con sus seres queridos a ver la calle. Su alegría llena de lágrimas más de una cara. Ya nos ha tocado a los abuelos y deportistas, con cuidado para no estropear lo ganado. Vaya mi mayor deseo para que volvamos cuanto antes a la vida normal, pero recuperando los puestos de trabajo. Juan Romero Márquez