La Junta se postula para dirigir la desescalada si acaba el estado de alarma
● Marín avanza que el Gobierno andaluz difiere del central en los criterios para el cambio de fase y critica la “improvisación”
En la Junta están preparados para asumir la gestión de la crisis generada por el coronavirus si el estado de alarma finaliza el próximo 9 de mayo. Lo garantizó ayer el vicepresidente andaluz, Juan Marín, quien se mostró muy crítico con “la improvisación” con la que, en su opinión, el Gobierno central está llevando a cabo el proceso de desescalada que se inició ayer.
“Andalucía sí tiene un plan B”, espetó Marín en referencia a la frase de Pedro Sánchez, que el pasado sábado reconoció que el único plan del Ejecutivo de coalición es prorrogar el estado de alarma este miércoles en el Congreso de los Diputados. Marín recordó que el PSOE y Unidas Podemos aún no tienen los votos necesarios para sacar adelante la prórroga, ya que el PP sigue en el no y Ciudadanos no ha aclarado su postura. La situación se complica más aún tras saberse que, de momento, ERC también rechazará la ampliación.
El presidente de la Junta, Juanma Moreno, en su comparecencia del pasado domingo no fue tan tajante como otros líderes autonómicos de su partido, así como el propio Pablo Casado. El dirigente andaluz habló de “finales de mayo” en incluso “junio”, lo que abre la puerta a dos prorrogas más del actual estado de alarma. En cualquier caso, su número dos quiso ayer dejar claro que si Sánchez no logra su objetivo la Junta tiene un plan.
“Tenemos una serie de criterios que no coinciden con el Gobierno”, avanzó Marín, sin dar mayor detalle. Más allá de la capacidad hospitalaria o de camas UCI, el principal motivo de discrepancia es la apuesta de la Junta por avanzar en las distintas fases tomando como territorio de referencia las áreas sanitarias. El presidente de la Junta dijo que 25 de las 33 demarcaciones sanitarias de Andalucía estaban en condiciones de avanzar en la desescalada.
Para avanzar será necesario tener también equipos de vigilancia epidemiológica que puedan controlar futuros rebrotes del SARSCoV-2. En los primeros compases de la epidemia, el consejero de Salud, Jesús Aguirre, ensalzó el trabajo de los epidemiólogos y profesionales de Salud Pública en la vigilancia de los primeros contagios, todavía a finales de febrero. Incluso defendió que la crisis de la listeriosis del pasado verano había provocado que los equipos dedicados al control de estas vías de contagio estuvieran mejor preparados para la actual pandemia.
Esos equipos “centinelas” son los que se encargarán de identificar a los contagios y rastrear sus contáctos. “Están ya preparados para volver a cerrar ese espacio si fuera necesario”, señaló Marín en referencia a las restricciones que se aplicarían a estos futuros infectados en el proceso de desescalada. No aclaró sí se pondrán en marcha las denominadas arcas de Noé para aislar a estas personas en hoteles u otras infraestructuras habilitadas.
El plan de la Junta, esbozado muy levemente por Marín, se apoya también en la adquisición de material de protección, así como de pruebas PCR. Sobre el equipamiento, el vicepresidente reveló que hay suficiente para las próximas ocho semanas, mientras que cifró en más de 130.000 el número de pruebas PCR disponibles o adquiridas por la Junta. Sobre el escaso número de pruebas que se han hecho en los últimos dos días, explicó que se debe a que, previamente, se hace un cribado a los pacientes con test rápidos, lo que reduce el número de personas que se hacen PCR, según la determinación de los sanitarios.
Juan Marín Vicepresidente de la Junta Andalucía tiene un plan B con unos criterios que no coinciden con los del Gobierno”