Italia inicia con cautela la fase de “convivencia con el virus”
● Unos 4,5 millones de italianos vuelven a sus trabajos mientras el primer ministro, Giuseppe Conte, apela a la responsabilidad
Italia, el primer país europeo que fue golpeado por el coronavirus, y con más dureza, inició ayer con gran cautela la fase de desescalada gradual de las medidas de emergencia, tras 55 días de confinamiento estricto en todo el país y aún más en el Norte, donde comenzó la epidemia. Unos 4,5 millones de personas que estaban confinadas volvieron ayer a sus trabajos, con la reanudación de la actividad en industrias, construcción y comercio mayorista, sumándose a los empleados de negocios esenciales, como farmacias y alimentación, que no cerraron.
Paralelamente, los ciudadanos gozan desde ayer de más libertad de movimientos, con un leve alivio de las restricciones que les permite, entre otras cosas, salir a pasear, hacer deporte más lejos de casa o visitar a familiares, pero no a amigos. Todo ello con cuidado, distancias entre personas y mascarillas obligatorias en los lugares cerrados, el transporte o cuando haya gente cerca.
A pesar de que la curva de contagios está en franco descenso –cuando ya se han alcanzado más de 210.000 casos– y el domingo se registraron sólo 174 muertos, la cifra más baja desde el principio del confinamiento, se multiplican los llamamientos de las autoridades a la prudencia y la responsabilidad.
El primer ministro, Giuseppe Conte, ha apelado a la responsabilidad en esta nueva etapa de “convivencia con el virus” y recordado que se ha podido llegar a esta fase dos “gracias al poderoso esfuerzo colectivo” y con “enormes sacrificios”.
“Quiero subrayar que, igual que hemos abierto, podemos volver a cerrar. Los cierres serán automáticos si las cosas van mal”, afirmó por su parte Walter Ricciardi, asesor del ministro de Sanidad y miembro del consejo de la OMS en una entrevista a La Repubblica. “Todavía estamos en una fase de riesgo. Necesitaremos dos semanas para ver cómo van las cosas”, añadió, y dijo que se necesita “iniciar un cambio cultural para vivir con el coronavirus”.
También los dirigentes regionales advierten. “En esta próxima semana o 10 días nos jugamos el futuro”, señaló el presidente de Véneto, Luca Zaia. Y el de Lombardía, Attilio Fontana, recordó que “la emergencia no ha terminado. Hay que mostrar atención, respeto por las reglas, coraje. No olvidar las mascarillas, guantes, desinfectante y distancia”.
Con la vuelta al trabajo de varios millones de personas, el transporte público es uno de los puntos críticos. En Roma y otras grandes ciudades, metros, autobuses o tranvías comenzaron a funcionar con sólo una parte de su capacidad y los asientos marcados para indicar dónde es posible sentarse y mantener las distancias.
En casi todas las ciudades se notó ayer un tráfico más intenso, pero también se multiplicaron las medidas de seguridad y controles, por ejemplo en estaciones de tren.
Desde ayer se puede viajar, por los motivos permitidos, es decir trabajo y salud, pero sólo dentro de la región donde se habite y no está permitido aún desplazarse a una segunda residencia. Pero estudiantes o trabajadores que se quedaron fuera de sus lugares de residencia pueden regresar allí.
También reabrieron algunos aeropuertos cerrados por la emergencia, como el de Ciampino. En la capital abrieron los parques, y los cafés comenzaron a servir para llevar ya que la restauración, así como peluquerías o centros de estética, no pueden retomar su actividad hasta el 1 de junio.
Walter Ricciardi
Asesor del ministro de Sanidad
Igual que hemos abierto podemos volver a cerrar. El cierre será automático si las cosas van mal”