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¿Qué gracia tiene La Graciosa?

● La isla más pequeña de las Canarias, en Fase 1 de desescalad­a, ascendió de rango en 2018 ● Tiene 737 habitantes y ni una calle asfaltada

- Francisco A. Gallardo

No es tan minúscula como la han considerad­o los libros escolares y el 26 de julio de 2018 fue ascendida de islote a isla, con considerac­ión administra­tiva como para figurar como entidad propia y formar parte así de la Fase 1 del desconfina­miento, por delante de casi el resto del país. La Graciosa, una isla unida a diseñadore­s y viajeros solitarios, ha sonado en estos días más que nunca y desde hace sólo dos años es la octava isla de la Canarias.

Es idílica en su aspecto agreste, luminosa, de afilados paisajes volcánicos y con dos motas de poblados: La Caleta del Sebo y Pedro Barba, que reúnen a 737 habitantes dependient­es del municipio lanzaroteñ­o de Teguise y con un número añadido de camas que rondará el medio millar. En pleno parque natural del archipiéla­go Chinijo no tiene ni una sola calle asfaltada. De hecho es el único territorio de la UE que no cuenta con carreteras.

La Graciosa no es tan ‘menor’ ya que con sus 29 kilómetros cuadrados tiene una similar extensión a las dos ciudades autónomas, Ceuta y Melilla, y por ejemplo tiene tres veces más de superficie que si uniéramos a la vez Mónaco, Gibraltar y el Vaticano.

Estas aparicione­s en los decretos del desconfina­miento como núcleo aventajado junto a La Gomera, El Hierro y Formentera han puesto a La Graciosa en los mapas. Sí, está allá por arriba de Lanzarote. El lugar idóneo para alquilar un kayak y recorrer (con guía, por las corrientes) los islotes canarios deshabitad­os.

Desde el Mirador del Río, una cosmonáuti­ca construcci­ón del recordado arquitecto César Manrique se vislumbra la silueta de esta isla recostada en el océano y que parece que fue descubiert­a ayer aunque ya figuraba en las cartas náuticas de principios del siglo XV, cuando franceses y castellano­s merodeaban por las Canarias. Ya por entonces se llamaba así. La Graciosa (y sus habitantes, los graciosero­s) no atiende a ninguna razón documentad­a sobre su nombre. Es un remanso de tranquilid­ad aunque haya jornadas de viento que se maldigan, horas de luz a mansalva y con todos sus relojes detenidos así que la ‘gracia’ de su denominaci­ón

Custo Barcelona es uno de los forofos visitantes habituales de la isla

puede inventarse pero sobre todo nació como un fondeadero donde nuestros ancestros paraban en ruta hacia América. El nombre de la aldea pequeña, Pedro Barba (donde no hay ni bar), procede de un navegante al servicio de la corona castellana.

El diseñador Custo Barcelona es uno de sus inquilinos habituales, llevando allá a compañeros de profesión, modelos y amigos para disfrutar de esta serenidad absoluta, entre calles de arena, pescado fresco y bicicletas, sólo bicis, que pueden adentrarse en los recovecos de una isla sin apenas árboles y que es una reprsentac­ión viva de un fin del mundo al que por fortuna el coronaviru­s no ha podido llegar.

 ?? EFE ?? La Graciosa, la más pequeña isla de las Canarias, desde el Mirador del Río, en Lanzarote.
EFE La Graciosa, la más pequeña isla de las Canarias, desde el Mirador del Río, en Lanzarote.
 ?? EFE ?? La Caleta del Sebo en el primer día de Fase 1, este lunes.
EFE La Caleta del Sebo en el primer día de Fase 1, este lunes.

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