Adiós al empresario, adiós al amigo
Con un nudo en el estómago, de esos que te hacen sentir que nada será como antes y sin todavía digerir la noticia, me veo obligado a darle mi último adiós a alguien que debería haber seguido a mi lado durante mucho tiempo, como siempre lo estuvo, pero que, de repente y de un zarpazo me lo han arrebatado y tendré, no sé cómo, que acostumbrarme a vivir sin él.
Amador Suárez Villa se ha ido de este mundo como siempre vivió, luchando hasta la extenuación para hacer frente a los avatares que el destino le ponía por delante, ese maldito destino que ha podido más que su incansable fuerza por querer mantenerse entre nosotros. Y es que él tenía mucho todavía por hacer y muchos sueños que cumplir. Le había sabido a poco convertirse en el empresario de éxito que fue, capaz de levantar desde la nada uno de los más importantes holdings de la actividad pesquera de nuestro país y de fuera de nuestras fronteras, donde también notarán su ausencia. Porque sus genes le habían dado unas condiciones especiales para atreverse a la aventura empresarial con el simple afán de crear riqueza y empleo como leitmotiv.
Estos días leeremos, y mucho, sobre la gestión empresarial que llevó a cabo. Cómo fue construyendo su flota desde la base, partiendo de unos pequeños buques, atraído por el amor al mar que le supo inculcar su padre y que dio origen a empresas que empezaron a surcar mares y océanos teniéndolo a él como el mejor capitán posible. Comercialización y pesca, armadores de buques marisqueros, armadores de buques costa, industria de la pesca y el comercio..., pronto se convirtieron en referentes de nuestro sector extractivo, constituyendo todas ellas en la década de los 70 el Grupo Amasua que tuvo siempre a Huelva por bandera, como lo demuestra el hecho de tener en nuestra provincia su sede central.
Su origen modesto forjó su personalidad y supo hacer de Amador un infatigable trabajador para el que el tiempo no pasaba y nunca había horas suficientes para hacer crecer el negocio que ha empleado a lo largo de su historia a miles de personas, dentro y fuera de sus buques congeladores.
Admiro, como empresario, el excelente papel que Amador Suárez ha jugado en la economía española, codeándose con el más relevante nivel empresarial de nuestro país, que queda demostrado con los innumerables reconocimientos que se agolpan en las vitrinas de su despacho, provenientes de los más distintas entidades e instituciones. Todo un referente, sin duda, para las futuras generaciones de empresarios de nuestra provincia.
Sin embargo, me permito, como excelentes amigos que fuimos, quedarme con su lado humano que nada tiene que envidiarle al empresarial, dando muestras inequívocas de que la amistad es el mayor tesoro que un hombre puede cosechar en su vida. Una vida en la que siempre tuvo a Huelva muy presente, por muy alejado de ella que estuviera, donde acudía para disfrutar de merecidos descansos en nuestras playas, en nuestra Sierra o como devoto rociero que fue.
Precisamente, a la Virgen del Rocío le pido que lo acoja en su seno cuando llegue hasta Ella, dándonos a su familia y amigos la fuerza suficiente para seguir navegando, desplegando velas con rumbo firme, para sortear este fuerte temporal.