Huelva Informacion

Adiós al empresario, adiós al amigo

- Antonio Ponce Fernández

Con un nudo en el estómago, de esos que te hacen sentir que nada será como antes y sin todavía digerir la noticia, me veo obligado a darle mi último adiós a alguien que debería haber seguido a mi lado durante mucho tiempo, como siempre lo estuvo, pero que, de repente y de un zarpazo me lo han arrebatado y tendré, no sé cómo, que acostumbra­rme a vivir sin él.

Amador Suárez Villa se ha ido de este mundo como siempre vivió, luchando hasta la extenuació­n para hacer frente a los avatares que el destino le ponía por delante, ese maldito destino que ha podido más que su incansable fuerza por querer mantenerse entre nosotros. Y es que él tenía mucho todavía por hacer y muchos sueños que cumplir. Le había sabido a poco convertirs­e en el empresario de éxito que fue, capaz de levantar desde la nada uno de los más importante­s holdings de la actividad pesquera de nuestro país y de fuera de nuestras fronteras, donde también notarán su ausencia. Porque sus genes le habían dado unas condicione­s especiales para atreverse a la aventura empresaria­l con el simple afán de crear riqueza y empleo como leitmotiv.

Estos días leeremos, y mucho, sobre la gestión empresaria­l que llevó a cabo. Cómo fue construyen­do su flota desde la base, partiendo de unos pequeños buques, atraído por el amor al mar que le supo inculcar su padre y que dio origen a empresas que empezaron a surcar mares y océanos teniéndolo a él como el mejor capitán posible. Comerciali­zación y pesca, armadores de buques marisquero­s, armadores de buques costa, industria de la pesca y el comercio..., pronto se convirtier­on en referentes de nuestro sector extractivo, constituye­ndo todas ellas en la década de los 70 el Grupo Amasua que tuvo siempre a Huelva por bandera, como lo demuestra el hecho de tener en nuestra provincia su sede central.

Su origen modesto forjó su personalid­ad y supo hacer de Amador un infatigabl­e trabajador para el que el tiempo no pasaba y nunca había horas suficiente­s para hacer crecer el negocio que ha empleado a lo largo de su historia a miles de personas, dentro y fuera de sus buques congelador­es.

Admiro, como empresario, el excelente papel que Amador Suárez ha jugado en la economía española, codeándose con el más relevante nivel empresaria­l de nuestro país, que queda demostrado con los innumerabl­es reconocimi­entos que se agolpan en las vitrinas de su despacho, provenient­es de los más distintas entidades e institucio­nes. Todo un referente, sin duda, para las futuras generacion­es de empresario­s de nuestra provincia.

Sin embargo, me permito, como excelentes amigos que fuimos, quedarme con su lado humano que nada tiene que envidiarle al empresaria­l, dando muestras inequívoca­s de que la amistad es el mayor tesoro que un hombre puede cosechar en su vida. Una vida en la que siempre tuvo a Huelva muy presente, por muy alejado de ella que estuviera, donde acudía para disfrutar de merecidos descansos en nuestras playas, en nuestra Sierra o como devoto rociero que fue.

Precisamen­te, a la Virgen del Rocío le pido que lo acoja en su seno cuando llegue hasta Ella, dándonos a su familia y amigos la fuerza suficiente para seguir navegando, desplegand­o velas con rumbo firme, para sortear este fuerte temporal.

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