Francia extremará el control en un cuarto del país tras el inicio de la desescalada
El noroeste de Francia, donde vive un 40% de la población del país, mantendrá un control más severo de los movimientos de población a partir del lunes, cuando comenzará la desescalada del confinamiento, iniciado hace dos meses para frenar la pandemia.
El primer ministro, Édouard Philippe, reveló ayer “una Francia dividida en dos” en función de la incidencia del Covid-19 y la capacidad sanitaria para afrontar la pandemia, y que servirá como herramienta para adaptarse a una situación sanitaria “evolutiva”.
El Gobierno, que reevaluará la situación en tres semanas, consideró que la situación ha mejorado en el país, que roza los 138.000 contagios y los 26.000 muertos, pero animó a mantener la prudencia. Aunque señaló que la batalla contra el Covid-19 no ha terminado, Philippe consideró imprescindible recuperar progresivamente la vida económica del país, siguiendo la estrategia ya desvelada, con test masivos a todo paciente con síntomas y a las personas con las que haya tenido contacto.
En las regiones del norte y el este, Borgoña y París, seguirán cerrados parques y colegios de secundaria y, aunque no será necesaria una declaración jurada para salir, se recomienda limitar al máximo los desplazamientos.
Philippe señaló que en la región de París los contagios registrados son “más elevados de lo esperado”, por lo que fue incluida entre aquellas en las que la desescalada será más lenta. Por eso, la mascarilla será obligatoria en los transportes públicos, que en hora punta estarán reservados para quienes tengan que hacer desplazamientos imprescindibles.
En todo el territorio seguirán prohibidas las reuniones de más de diez personas, se mantiene la recomendación de higiene y distancia social y se propone limitar los desplazamientos.