Huelva Informacion

Glorioso desastre

- Manuel J. Lombardo

DOMINO

★★★ ★★

Thriller, Din-Fra-Bel-RU-Hol-Ita,

2019, 85 min. Dirección: Brian de Palma. Guion: Petter Skavlan. Foto

grafía: José Luis Alcaine. Música: Pino Donaggio. Intérprete­s: Nikolaj Coster-Waldau, Carice van Houten, Guy Pearce, Younes Bachir, Mohammed Azaay,

Eriq Ebouaney, Thomas W. Gabrielsso­n.

Rodeada de numerosos problemas de financiaci­ón que afectaron a su rodaje internacio­nal, la última película del maestro Brian de Palma, que llega ahora a Movistar y Filmin tras un discretísi­mo estreno en salas, es capaz de mostrar lo mejor y lo peor de un cineasta que hace ya años salió del circuito de Hollywood, donde tipos como él ya no tienen cabida, para buscar por medio mundo el dinero para seguir poniendo en pie esas películas que, a pesar de estar apegadas a su tiempo, ya no parecen interesar en sus formas nada más que a los nostálgico­s de aquel cine libre, barroco y audaz de los setenta y ochenta.

Lo mejor sigue residiendo en su capacidad innata para sacarse de la manga atrevidas, ingeniosas y desaforada­s set pieces en las que demostrar sus habilidade­s coreográfi­cas, rítmicas, de montaje y puesta en escena, siempre con un ojo en el homenaje y otro en la posibilida­d de ir un poco más lejos que la vez anterior en su exploració­n de los nuevos dispositiv­os de la imagen. En Domino, un thriller policiaco en torno a una trama de terrorismo islamista, encontramo­s al menos tres secuencias memorables (y fallidas) que dejan ver el talento del director de Carrie, Impacto, Doble cuerpo, Los Intocables o Femme Fatale, a saber, una persecució­n nocturna por los tejados al más puro estilo de

Vértigo, un atentado terrorista con pantalla partida y juego de punto de vista tecnológic­o y la secuencia operística en la plaza de toros de Almería con hombrebomb­a y drone teledirigi­do.

Sólo por esos tres momentos ya merecería salvar de la quema una película que, sin embargo, muestra todas sus f laquezas en un guion que, a pesar del tono sarcástico sobre los servicios secretos norteameri­canos, el terrorismo o los chistes privados sobre el mundillo cinéfilo, no deja de acumular clichés y estereotip­os con tal de llegar al puerto de sus momentos estelares, filmados bajo la luz y los colores del maestro Alcaine y al compás de la música de segunda mano y siempre pasada de rosca de Donaggio.

No sabemos bien si fruto de las circunstan­cias, las prisas o el mero desinterés, a De Palma se le escapa aquí todo control sobre las interpreta­ciones de su reparto de tv movie europea y sobre cualquier circunstan­cia dramática que tenga que ver con las vidas privadas y sentimenta­les de sus personajes, reducidas a meros motores de la trama. Queda, eso sí, la constancia momentánea, a veces fulgurante, de su inconfundi­ble inventiva visual, esos anticipos, acercamien­tos, primeros planos, filigranas y diseños que siguen confirmánd­olo como uno de esos grandes estilistas a los que las estrechece­s de producción no siempre sientan bien.

 ?? M.G. ?? Nicolaj Coster-Waldau, en ‘Domino’, el ‘thriller’ con el que regresa el director Brian de Palma.
M.G. Nicolaj Coster-Waldau, en ‘Domino’, el ‘thriller’ con el que regresa el director Brian de Palma.

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