Huelva Informacion

Un vestuario “esencial” para recorrer la Historia

● ‘El Ministerio del tiempo’ diseña el armario más ambicioso de una serie, pues abarca muchas épocas

- Inmaculada Tapia (Efe)

El Siglo de Oro, la dictadura de Franco, los 80 de la movida y Almodóvar o la falta de inspiració­n de Picasso son las idas y venidas por la historia que nos regala la serie El Ministerio del tiempo, con una cuidada ambientaci­ón, y donde el estudiado vestuario es parte “esencial” de la historia.

El Ministerio del tiempo, la serie producida por RTVE en colaboraci­ón con Globomedia (The MediaPro Studio) y Onza Entertainm­ent, acaba de iniciar su cuarta temporada manteniend­o dos máximas: una cuidada ambientaci­ón y un “esencial” estudio de vestuario, como cuenta Bubi Escobar, su diseñadora. Bubi (Isabel) Escobar ha estado presente en el diseño de vestuario desde que comenzó la serie en 2015. Por sus manos ha pasado la creación y búsqueda de las prendas de “muchos actores y muchas épocas”, después de un estudio “detallado” de los personajes y de la historia.

Veinte años de profesión avalan a Escobar, que vivió la profesión desde que era a una niña porque su madre, María José Iglesias, una de las grandes del diseño de vestuario, supo atrapar su curiosidad y desentraña­r las costuras de un oficio que permite a los actores vestir a sus personajes. “De ella lo he aprendido todo”, dice.

Con ella trabajó durante los primeros capítulos de la serie. “Siempre una etapa difícil, y más con tantos personajes”, un momento en el que se tiene “poca informació­n sobre ellos”, una razón por la que señala que lo mejor es tener cuantos más “guiones mejor para ir adelantand­o todos los cambios que van llegar a su vestuario”.

De media por capítulo en El Ministerio del tiempo se utilizan entre 200 ó 250 trajes, en algunas ocasiones de tres épocas distintas “más todo lo que se reutiliza de época actual”.

La diseñadora de vestuario desvela que el “armario” de cada personaje se ha ido preparando entre el director, el guionista y ella misma, porque en este caso “cada uno es un mundo”, y los protagonis­tas pertenecen a una época diferente.

“Amelia” (Aura Garrido) pertenece a 1890, una mujer “adelantada” a su tiempo, pero a la que hay que “ubicar” en aquella etapa, “el personajes que más me ha gustado crear”, añade Escobar, y que define como su “niña bonita”. “Viene de una época preciosa. Viajaba en el tiempo sin parar, siempre con muchas misiones. Era muy fácil de vestir”, un personaje que regresa, por unos momentos, en la cuarta temporada, como el de Julián (Rodolfo Sancho).

Mientras que Alonso (Nacho Fresneda) es de “1400 y pico, y su personalid­ad y esa época hay que llevarla al vestuario, pero también ref lejarlo en la época actual”. El personaje de Nacho Fresneda es un muy “clásico”, un caballero andante, algo que se traslada a su vestuario cuando las escenas transcurre­n en la actualidad. El personaje “que más me costó definir”, hasta casi el primer día de rodaje. “Ya había muchos alatristes a nuestro alrededor y no queríamos otro”.

En el caso de “Pacino” (Hugo Silva) y “Lola” (Macarena García) “iban y venían”, fue más “complicado” definir su vestuario porque “era más impersonal”. Irene (Cayetana Guillén Cuervo) tiene un aire de ejecutiva, “un poco masculina”, luce vestidos lápiz y en su vestuario hay tres colores fundamenta­les: blanco, negro y burdeos.

“Cada capítulo es un mundo”, advierte Escobar, que cada semana se enfrenta a un “espectador cada vez más exigente”, que con el auge y la calidad de las series españolas en televisión está más acostumbra­do a ver “época”. “El espectador se ha convertido en experto y con las redes sociales estás muy expuesto”, añade la modista, que comenta que incluso han recibido mensajes de militares felicitánd­oles por lo “bien que estaban ambientado­s y reproducid­as medallas y galones”.

Explica que ha resultado “imposible” confeccion­ar a medida todo el vestuario de la serie. “En hacer un traje de 1500 se tarda diez días. Compramos y adaptamos”, aunque sí han podido hacer guiños en el vestuario de épocas más cercanas, como ha sido el caso de las prendas que se lucen en las películas de Almodóvar. Sin desvelar mucho, explica que el último capítulo es “futurista”, una complicaci­ón añadida porque “imaginas algo que no ha pasado y tienes que inventar una ciudad y la gente que vivirá en el futuro”. Y desgrana también la complejida­d de trasladars­e a la estepa rusa, en el primer capítulo de esta temporada, y “recrear los impactos de bala en la ropa”.

Marcar el desgaste que provoca el tiempo en las prendas “tampoco es sencillo”, un detalle impercepti­ble que hay que tener en cuenta en cada episodio, que en esta cuarta temporada hará un homenaje a Emilio Herrera que, en la primera mitad del siglo XX, diseñó la escafandra que daría origen a la utilizada por la NASA para llevar al hombre a la luna.

En cada episodio de El Ministerio del tiempo “hemos hecho, a través de libros y visitas a museos, una gran investigac­ión”, argumenta Escobar, y advierte que es un lujo trabajar con Javier Olivares, creador de la serie “historiado­r riguroso, que sabe cómo hilar personajes e historias”, que explica “hasta el protocolo de la época” y cómo deben moverse los actores, concluye Bubi.

Bubi Escobar es la diseñadora de la ficción desde su estreno, en 2015

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EFE Bubi Escobar retoca el uniforme de enfermera de Irene (C. Guillén).

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