Francia se dispone a salir del confinamiento
Francia se ha preparado para salir hoy del confinamiento instaurado el pasado 17 de marzo para frenar el avance del coronavirus. Tras 55 días, la intención del Ejecutivo es relanzar la economía, con lo que mantiene las medidas de distancia social pero permite la reapertura de la mayoría de los comercios.
El territorio ha sido dividido en dos clasificaciones, rojo y verde, para organizar la salida del confinamiento según la presión sanitaria y la circulación del virus.
Las cuatro regiones del noreste del país, la de París incluida, y la isla de Mayotte, el equivalente al 40% de la población, se llevan la peor parte y la desescalada tendrá allí más limitaciones.
En las zonas rojas, parques y jardines permanecerán cerrados al igual que las escuelas de enseñanza secundaria; para utilizar el transporte público en horas punta habrá que llevar una declaración del empleador o un justificante si se trata de razones imperativas.
El uso de mascarillas en el transporte será obligatorio en todo el país a partir de los 11 años y no llevarla tendrá un riesgo de multa.
Los franceses podrán salir a la calle sin declaración jurada a no ser que se trate de un desplazamiento de más de 100 kilómetros, sólo permitido en caso de necesidad, y podrán reunirse en grupos máximos de 10 personas.
Pero las críticas en cuanto a la precipitación del Gobierno de salir del confinamiento se centraban ayer especialmente en la reapertura de escuelas. Colegios de primaria y último curso de infantil son las aulas prioritarias que reabren hoy para acoger principalmente a niños en riesgo de exclusión, hijos de profesionales que no pueden mantener el teletrabajo, recomendado por el Gobierno, así como niños con necesidades especiales.
Aunque los centros se han adaptado para acoger un máximo de 15 alumnos por clase, la preocupación de padres y profesores es la incógnita de cuántos niños regresarán al colegio esta semana.
El ministro de Educación, JeanMichel Blanquer, señaló ayer en el semanario Journal du Dimanche que, según varios sondeos, dos tercios de los padres prefieren seguir teniendo a los niños en casa y son las familias más vulnerables quienes se muestran más escépticas a dejar a sus hijos en las aulas.