Una distinta nueva normalidad
● La psicología, la limpieza, los recintos, la seguridad e incluso las relaciones personales se adaptarán en el deporte a los tiempos actuales ● El deportista tendrá que ser reeducado
Cómo volverán a los entrenamientos los deportistas de élite, el regreso de las competiciones a puerta cerrada, cómo será el futuro con público, las relaciones con los aficionados y el estado psicológico de los profesionales en su vuelta al trabajo... marcarán la agenda de la nueva normalidad generada por el coronavirus. En sólo dos meses, el modo de vida de la sociedad ha cambiado radicalmente. Ya nada es como era. Casi todo tardará en volver a ser igual que antes y el deporte tampoco se librará de los cambios.
‘JET LAG’ MENTAL
El primero de ellos será el choque psicológico que podrían sufrir los deportistas tras más de 50 días confinados en sus casas. Sujetos a unas costumbres, volver a la rutina anterior debería ir de la mano de una preparación mental para acelerar la vuelta a los automatismos. Oriol Mercadé, psicólogo deportivo, analiza cuáles serán los principales retos a los que tendrán que hacer frente los profesionales en sus primeros entrenamientos o encuentros y cuando el público vuelva a los recintos deportivos, posiblemente la temporada que viene. Prácticamente, deberán combatir una especie de jet lag primigenio.
“Va a costar recuperar que el cuerpo y la mente estén focalizados. Van a notar que les cuesta centrarse en lo que dice el entrenador o en la acción”. Para ello, a su juicio, preparar psicológicamente a los deportistas antes de regresar al trabajo podría ser muy útil.
¿Pero el impacto será igual para todos los tipos de deporte? La respuesta es no. Una de las razones es la ausencia de público, más importante en unos deportes que en otros. “A nivel mental, un pabellón o un estadio lleno puede ser un 30% del impacto en su nivel de activación. En cambio, para un ciclista, que haya menos gente en la carretera no creo que tenga tanta importancia”, dice Mercadé.
AFICIONADO-DEPORTISTA
La ausencia de esos aficionados, que puede suponer un choque en los deportistas, también tendrá mucha influencia en la nueva relación con éstos. El contacto será nulo. Primero, por protocolo. Segundo, porque entre los propios deportistas es posible que haya algún tipo de muro psicológico que lo impida. En el primer aspecto, Rafael Ramos, presidente de Aemef (Asociación Española de Médicos de Fútbol), indica que los contactos, hasta la vuelta a la normalidad, se acabarán con seguridad.
Mercadé también traza una línea psicológica respecto a los aficionados difícil de automatizar por los profesionales. Todos veremos una nueva forma de relación entre deportistas e hinchas. “La salsa del deporte de élite es mezclarse con la gente. Eso les da vidilla. Al principio tendrán que automatizar eso. Quizá, eso de chocar las manos y de dejarse llevar por la euforia va a ser muy difícil. Habrá momentos así de ganas de compartir con la gente, pero tendrán que pensar “cuidado”. Veremos una forma de celebrar las cosas distintas. Del público hacia los jugadores y de los jugadores.
Para Juan José Pérez Toledano, médico del Estudiantes y presidente de la Asociación española de médicos de baloncesto (AEMB), la relación que habrá entre público y profesionales es una pregunta complicada de responder. “Al principio va a ser a puerta cerrada. ¿Cuánto tiempo? Lo veremos según la evolución de la pandemia. Con el problema no vamos a acabar hasta que no haya una vacuna eficiente y recintos llenos pueden ser una bomba biológica”.
MÁS CUIDADOS
Tanto el presidente de la AEMB como el de la Aemef coinciden en que, técnicamente, las posibilidades de contagio en un pabellón cerrado son mayores que en un estadio al aire libre. “La limpieza y desinfección de instalaciones tienen que ser iguales. Lo único, que en las piscinas, por ejemplo, no hay contacto tan estrecho con otros deportistas. Estás en el agua, es un deporte individual, no es de contacto”, dice Toledano.
RUEDAS DE PRENSA
La prensa, con un papel importante en la relación con los deportistas, también “desaparecerá”. Por lo menos, en lo que resta de temporada de los deportes que tienen que concluir sus campeonatos. Se evitará el contacto con los jugadores y, aunque todavía no hay ninguna norma concreta, es posible que las ruedas de prensa telemáticas sirvan como herramienta. “El contacto va a ser mínimo. Pero, además, creo que no se van a autorizar, como antes, tantas acreditaciones. Ya no se verán 80 acreditaciones en un partido. Se va a limitar. Todos nos jugamos mucho y cuanto más controlada esté la situación, mucho mejor”, señala Ramos.
Los desplazamientos de los deportistas también son, de momento, una incógnita, aunque se intentará que sean en el mismo día y con medios propios como el autobús. Para larga distancia, contratarán aviones privados.
CONTROLES
Pero para llegar a todas esas situaciones, antes hay que dar un primer paso: los test que ya están marcha en deportes como el fútbol y baloncesto para saber con exactitud si jugadores, cuerpo técnico o empleados portan el coronavirus o no. No habrá sólo uno. Deberán hacerse varios, además de autoevaluaciones diarias por parte del deportista de su estado de salud. El deportista que haga entrenamientos en los que el contacto físico sea normal, instintivamente se olvidará del peligro de contagio que tiene la cercanía de los cuerpos. Mercadé da la clave: “El deporte son repeticiones y automatismos. Un jugador, cuando ejecuta, no piensa racionalmente”, por lo que insiste en la importancia de la reeducación de los hábitos.
El mundo del deporte afrontará el próximo año muchos cambios: la psicología, la limpieza, los recintos, la seguridad e incluso las relaciones personales se adaptarán a los nuevos tiempos. Conseguir volver a la normalidad anterior a la crisis generada por el coronavirus necesitará un periodo de transición en el que muchas cosas serán nuevas y sorprendentes.