El MEDE anima a España a usar dinero del fondo de rescate para reducir el déficit
● El organismo europeo asegura que con este mecanismo el Estado ahorraría 2.000 millones de euros en intereses
El director gerente del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), Klaus Regling, considera que sería ventajoso para los países de la Eurozona financiar parte de los abultados déficit públicos que generará la respuesta al coronavirus con los créditos “baratos” que ofrecerá el fondo de rescate.
El economista alemán así lo defendió en una entrevista con Efe y otras cuatro agencias de noticias europeas, después de que el viernes el Eurogrupo diese luz verde a una línea de crédito para la pandemia por la que el MEDE podrá prestar a cada país hasta el 2 % de su PIB con la única condición de que lo destinen solo a costear gastos sanitarios directos o indirectos ligados al brote.
De momento, ningún Estado ha solicitado esta financiación y Regling rehusó pronunciarse sobre cuáles podrían estar interesados, pero el MEDE estima que podría acabar usando unos 80.000 millones de euros de esta línea, un tercio de los 240.000 millones con que cuenta, indicó.
“El país que tiene que financiar su déficit está en realidad mejor pidiendo que parte del déficit sea financiado por el MEDE que haciéndolo todo por sí mismo en el mercado, porque el tipo de interés es más bajo”, dijo Regling. Para el director del fondo de rescate, los mercados también lo entienden así, por lo que descartó que si un país solicita ayuda al MEDE los inversores vayan a percibirlo como una señal negativa, desencadenando un aumento de los tipos.
“No haré ninguna recomendación a ningún país, pero los hechos son claros. Todos nuestros 19 estados miembros tendrán déficit fiscales muy grandes este año, así que financiar parte de ello de un modo seguro, con bajos tipos de interés, podría ser atractivo para muchos países, en particular porque no hay condicionalidad”, insistió.
Con los tipos actuales, dijo, España podría ahorrarse 2.000 millones de euros en costes de financiación en diez años si toma prestados los casi 25.000 millones de euros que le corresponderían de la línea para la pandemia en lugar de captarlos en el mercado.
Para Italia, el ahorro alcanzaría los 7.000 millones de euros, aunque “para la mitad de nuestros miembros habría ahorros ligados a un préstamo del MEDE”, añadió Regling, precisando que la decisión de solicitarlo corresponde a cada Gobierno.
Más allá del bajo coste, destacó que el fondo de rescate es un acreedor fiable, que “no huirá en la próxima crisis”, y que los créditos no tendrán más condiciones, ni ahora ni “tampoco más adelante”, que usarlos para cubrir costes sanitarios directos o indirectos.
Entre estos últimos, explicó, podrían incluirse costes ligados a la infraestructura sanitaria ya existente y a su personal, pero también vinculados a las medidas de contención de la pandemia, por lo que indirectamente sí podrían contemplarse gastos en sectores como el transporte o el turismo.
La densidad de población en sus rascacielos, un Metro que mueve 5,5 millones de pasajeros diarios, los restaurantes abarrotados donde las mesas se solapan unas con otras o los multitudinarios conciertos y obras de teatro son las señas de identidad de Nueva York, pero también sus principales retos para recuperar su actividad.
Un experto en gestión de desastres, una economista, un virólogo y un sociólogo residentes en la ciudad que nunca duerme cuentan las luces y las sombras del complejo regreso a la cotidianeidad que la Gran Manzana debe experimentar en el futuro. “La densidad es la clave para entender cómo Nueva York funciona, por eso hay 27.000 restaurantes y 10.000 bares y eso se sostiene precisamente con esa densidad. En cualquier noche normal antes de la pandemia la ciudad tenía los teatros llenos, los restaurantes llenos, 40.000 personas en el Yankee Stadium viendo un partido de béisbol”, rememora el sociólogo Lisandro Pérez, profesor de la Universidad CUNY.
“La reapertura va a hacerse muy lentamente, de manera muy metódica, tenemos que determinar qué puede abrirse de manera segura y preguntarnos dónde están los mayores riesgos”, asegura el vicedirector del Centro Nacional para la Preparación de Desastres de la Universidad de Columbia, Jeff Schlegelmilch.
Los expertos consultados coinciden en que el Metro es la clave del funcionamiento de Nueva York y su talón de Aquiles. Es el gigante subterráneo que mantiene conectada esta ciudad de 8,6 millones de personas y que, junto al tren y al autobús, enhebra un área metropolitana de 15,3 millones de personas.
“¿Pueden los gobiernos federal, estatal y local hacer que las personas se vuelvan a sentir cómodas viajando en el transporte? Creo que eso requerirá muchos subsidios federales porque, básicamente, tendrá que operar con aún más servicios para mantener los trenes menos concurridos y contando con menos dinero”, asegura Nicole Gelinas, economista del centro Manhattan Institute.
Para Schlegelmilch tendría poco sentido que en los lugares de trabajo se tomaran medidas para reducir los riesgos de contagio mientras el metro siga siendo una posible amenaza para el rebrote de la enfermedad.
Por eso, considera que será muy probable que quienes puedan teletrabajar lo sigan haciendo y que se aliente a un mayor uso de bicicletas para desplazarse por la ciudad.
Las luces de Broadway, que atraen a turistas de todo el mundo, será uno de los sectores que más tarde en recuperarse, sostiene Gelinas, quien no descarta que la ciudad intente “mitigar” el impacto de los cierres promocionando actuaciones en parques y en espacios abiertos donde se pueda mantener la distancia social.
Sin embargo, considera que el mayor de los retos lo afrontarán los restaurantes “porque tienen un margen muy bajo de beneficios” debido a los altos alquileres
que pagan. “Renunciar a la mitad de las mesas o incluso al 70%, realmente significa que no van a tener un negocio viable”, dice la economista, que piensa que una opción podrían ser generalizar las terrazas al estilo europeo con mesas en calles cerradas al tráfico o en las aceras.
Con más de 30 millones de estadounidenses sin trabajo, de los cuales millón y medio están en Nueva York, Gelinas también se plantea cuándo se recuperará el consumo de ocio.
El gobernador Andrew Cuomo ha puesto sobre la mesa varios factores clave que se deben cumplir antes de comenzar la relajación de las medidas.
Entre ellos, que los hospitales tengan un 30% de camas libres tanto en planta como en las unidades de cuidados intensivos y que la ciudad sea capaz de realizar suficientes análisis y cuente con suficientes rastreadores para hacer seguimiento de nuevos posibles casos.
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Muertos. Los que ya contabilizaba la ciudad de Nueva York el lunes, sumando oficiales y probables