El obispo preside una función principal especial
● Una emotiva salve y sentidos vivas a la Blanca Paloma marcan unos cultos marcados por la pandemia
La Hermandad de Emigrantes de Nuestra Señora del Rocío de Huelva cerró su tradicional triduo dentro de los cultos preparatorios para Pentecostés 2020 con la función principal presidida el obispo de Huelva, José Vilaplana Blasco.
El triduo ha estado dedicado a las más de 27.000 víctimas que hasta hoy se ha cobrado el Covid 19 y las miles de personas que se han visto contagiadas con este virus, así como a todo el personal sanitario, las fuerzas de seguridad del Estado, Policía Local, al tesorero de la corporación, Miguel Angel Sáenz de Sicilia, que se encuentra hospitalizado, por su pronta recuperación, así como la de uno de los fundadores de la hermandad, Juan Gil Zamora.
A la función principal se unieron para estar junto a los hermanos y devotos de Emigrantes el alcalde de Huelva, Gabriel Cruz. Asistieron cuatro oficiantes religiosos, los hermanos de la hermandad Abrahán Cruz y Raquel Martínez, que fueron los encargados de llevar a cabo el acompañamiento musical, los 16 miembros de la junta de gobierno, cinco camaristas y seis hermanos colaboradores.
Durante estos días tampoco han querido faltar a esta cita un reducido grupo de miembros de la escuela de tamborileros de la entidad que ponían con sus sones de la flauta y el tamboril un hermoso preámbulo a estos tradicionales cultos.
Una emotiva salve rociera y sentidos vivas cerraron una función principal presidida por el obispo en un año especial.