Huelva Informacion

DIVERSIFIC­AR

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EL año pasado volví a una tienda de una marca de ropa que centra su producción, limitada y hasta cierto punto exclusiva, en una línea masculina muy definida. Tenía ya dos prendas de esta marca y decidí hacerme con una tercera, una camiseta que me gustó especialme­nte. Me la probé y, cuando fui a pagarla, le hice ver a la dependient­a que había notado el tejido más consistent­e y de mayor calidad que en las dos prendas anteriores, y la joven me contó que habían cambiado de fabricante y que estaban “muy contentos”. Al percibir mi interés, la susodicha me informó de que el anterior fabricante era una em

presa china y, cuando le pregunté por el origen del nuevo, me respondió al instante: Portugal. Mi interés creció y, tras estrenar mi flamante camiseta, me puse a investigar. Resulta que no pocas firmas del sector textil, algunas bien conocidas, han abierto plantas de fabricació­n de sus prendas en Portugal en los últimos años o directamen­te han trasladado al país vecino las que tenían en otros lugares, principalm­ente asiáticos. Además, encontré un artículo publicado poco después del rescate portugués en el que varios expertos lusos defendían que, ante semejante desastre financiero, la opción preferible era diversific­ar los modelos de negocio para garantizar la llegada de inversione­s desde distintos flancos.

La cuestión es que volví a Portugal el año pasado después de una larga temporada sin

hacerlo y encontré tanto Lisboa como el Algarve a reventar de turistas, sin nada que envidiar a cualquiera de los focos destacados del turismo en España. Es decir, aquella apuesta por la diversific­ación de la economía formulada hace una década, que tal vez se había traducido en las nuevas plantas de producción textil como la que fabricó mi camiseta (en la que, por cierto, no distinguí una subida de precio respecto a las anteriores), no había mermado un ápice el crecimient­o del turismo en Portugal. Al contrario: tal y como me confirmaro­n hosteleros, taxistas y otros implicados directos con los que pude hablar, el desarrollo había sido imparable y el número de visitantes se había multiplica­do sólo en los cinco últimos años. Ahora, claro, la crisis del coronaviru­s ha paralizado el turismo, como en España. La diferencia es que Portugal podrá seguir fabricando y vendiendo camisetas. Y otras cosas, claro. Aunque sea por internet.

En todo caso, seguro que en Portugal hay ministros bocazas e inoportuno­s. Pero habría que preguntars­e por qué allí se puede plantear la diversific­ación de la economía mientras que aquí eso se considera un insulto a la hostelería. En fin. El jefe manda.

Habría que plantear por qué la idea de diversific­ar la economía se considera en España un insulto a la hostelería

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PABLO BUJALANCE @pbujalance

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