La criminalización de la homosexualidad sigue muy alta
Pese a que ayer se cumplieron 30 años desde que la Organización Mundial de la Salud (OMS) dejó de considerar la homosexualidad como una enfermedad mental, un tercio de los países miembros de la ONU aplica una legislación muy restrictiva contra esta práctica sexual, que en algunos casos se castiga con la pena de muerte.
Alrededor de 70 de los 193 estados miembros de la ONU siguen aplicando restricciones o medidas coercitivas contra la homosexualidad, que en algunos casos concretos se castiga con la pena capital en Arabia Saudí, Irán, Sudán y Yemen, así como en ciertas provincias de Nigeria y Somalia, de acuerdo con datos la ILGA, la organización transnacional que representa a la comunidad LGTBI en todo el mundo.
En seis estados miembros de la
ONU (Afganistán, Brunei, Qatar, Emiratos Árabes Unidos, Mauritania y Pakistán) la legislación contra la homosexualidad es también muy represiva y potencialmente podría incluir asimismo la pena de muerte contra quienes la practican, si bien no hay constancia de que se aplique en la actualidad, de acuerdo con la ILGA.
Más allá de estos casos, que se circunscriben muy concretamente al mundo árabe e islámico, la homosexualidad también está restringida, penalizada y discriminada en varias decenas de países.
En contrapartida, la homosexualidad está considerada legal en 123 estados de la ONU y en un aproximadamente la mitad de ellos existe legislación específica para proteger los derechos del colectivo LGTBI, ya sea en el terreno de la lucha contra la homofobia o la discriminación, ya sea en el terreno de la adopción de medidas socioparentales sobre el matrimonio o la adopción de niños.
En Europa, la discriminación, al menos institucional, es mucho más tenue. El pasado día 15, el Parlamento Europeo (PE) inauguró en su sede de Bruselas un punto de información LGTBI, que actuará como “estrella polar” en su lucha contra la discriminación y la violencia que sufre ese colectivo.