Incógnitas en el aula magna
Las universidades más prestigiosas del Reino Unido, como la de Cambridge, plantean ya un curso 2020-21 virtual Francia opta por regresar a los centros
¿El Gaudeamus igitur se cantará a distancia? La prestigiosa Universidad de Cambridge parece que lo tiene claro: el curso 2020-2021 se impartirá a distancia. En el Reino Unido hay quien se rasga la toga. No sólo por lo que supone para la institución. El efecto dominó que pueda provocar en las demás universidades del país causará un tremendo impacto económico en sector. El debate sobre educación en el Reino Unido sube cada vez más de temperatura.
Cambridge ya ha anunciado que no desarrollará clases presenciales el próximo ciclo y que sus materias serán impartidas a través de conexiones por internet, una iniciativa que podrían imitar otras universidades británicas y rebajar el número de alumnos que se matriculan.
“Debido a que es probable que aún se requiera la distancia social, la universidad ha decidido que no habrá clases cara a cara en el próximo año académico. Las clases seguirán impartiéndose de manera virtual”, explicó el centro universitario en una nota.
Cambridge no descarta, sin embargo, seminarios reducidos o tutorías “en persona”, siempre que sea posible, y que en cualquier caso se ceñirán a las normas de distanciamiento social diseñadas para frenar la propagación del coronavirus.
Esos planes serán t ambién aplicados por la Universidad inglesa de Manchester, parte del grupo Russell –formado por las 24 mejores universidades del Reino Unido–, que también planea recurrir a la formación virtual el próximo otoño.
Los universitarios, además, deberán abonar la tasa completa de sus licenciaturas, aunque estas sean impartidas en la red, según ya anunció hace unos días el Gobierno británico, que ha rechazado hasta ahora la petición del sector de una partida de rescate de 2.000 millones de libras (2.240 millones de euros).
Según una encuesta a estudiantes realizada por la consultora London Economics, cuyos resultados fueron divulgados ayer por el sindicato universitario University And College Union (UCU), uno de cada cinco estudiantes no se apuntará el próximo curso si las clases se llevan a cabo on line. Eso asestaría, potencialmente, a las universidades británicas un fuerte golpe económico en su financiación, con pérdidas estimadas en unos 760 millones de libras (837 millones de euros).
La Oficina para Estudiantes (OfS), el organismo regulador de la educación superior en este país, ha urgido a las universidades a que no hagan promesas a los alumnos sobre un regreso a la normalidad en el trimestre otoñal si no existen certezas en ese sentido.
Entre tanto, Francia quiere que sus universitarios regresen a las aulas en el próximo curso, que deberá empezar como estaba previsto en septiembre, aunque ha abierto la puerta a que los centros impartan ciertas materias a distancia. En el primer adelanto sobre sus planes para el curso 2020-21, la ministra francesa de Educación Superior, Frédérique Vidal, dijo ayer que “bajo reserva de la evolución de las condiciones sanitarias, la fecha de la ‘rentrée’ universitaria no será modificada y se realizará, como de costumbre, en septiembre”. Para Vidal, deberá haber clases presenciales, ya que “es importante retomar el vínculo” entre profesores y alumnos.
Pese a todo, según explicó en una serie de mensajes en Twitter, “para evitar las aulas magnas abarrotadas en la vuelta a la universidad, los centros podrán proponer que una parte de los cursos se haga a distancia”. El pasado 13 de abril, el presidente francés, Emmanuel Macron, había anunciado que las clases presenciales no regresarían al menos hasta el verano.
La gran mayoría de centros de enseñanza superior continúan cerrados y siguen organizando sus cursos en línea a través de plataformas digitales. Los exámenes en algunos casos se hacen de forma telemática y en otros han sido pospuestos al curso que viene.
“La cuestión de la televigilancia de los exámenes se plantea en una pequeña cantidad de casos. Cuando se propone esta solución, evidentemente se hace en el respeto total de la RGPD (reglamento europeo de protección de datos), los estudiantes deben sentirse tranquilos”, señaló ayer la ministra.
Cambridge arrastrará a otras y causará un tremendo impacto económico