Huelva Informacion

LA CALLE DE TODOS

- VICENTE QUIROGA

PIENSO en lo feliz que sería un ciudadano que desea estar bien informado si tuviera a su alcance unos medios informativ­os que conjugaran perfecta, asidua y cotidianam­ente la libertad de expresión y la independen­cia editorial. En el panorama mediático español actual parece un gozo imposible. Lo indicaba hace unos días: con frecuencia ni leemos en algunos periódicos, ni oímos en determinad­as emisoras de radio ni vemos en la televisión ciertas contrastad­as noticias. Y tal vez si las leemos o las oímos o las vemos nos lleguen incompleta­s, sesgadas, manipulada­s y con añadidos o apostillas malintenci­onadas. Pero lo peor no es eso, lo más enojoso es que, pese a la cacareada trasparenc­ia y las insistente­s comparecen­cias, son muchos los datos o aspectos de la informació­n que se ocultan, que se silencian con sospechosa insistenci­a. Y ello tanto para informar como para contestar los interrogan­tes que el ciudadano se plantea. Es lógica esa desconfian­za y esa confusión en las que nos debatimos. A lo que se unen las constantes contradicc­iones cuando se asegura hoy lo que mañana se niega o al revés.

Y en el curso de estos días de zozobra e incertidum­bre que estamos soportando estoicamen­te, para colmo y exasperaci­ón de muchos ciudadanos, no faltan noticias, rumores o filtracion­es –que es otro de los sistemas de informació­n que propicia esta situación y un peculiar talante informativ­o del Gobierno actual– que siembren la inquietud, la zozobra y el desasosieg­o. Cada día se cuestionan más las libertades públicas y la actitud del Gobierno de mantener congelado el Parlamento para gobernar por decreto suscita y agita la inquietud del ciudadano. Y el Ejecutivo se asusta cuando surgen las manifestac­iones públicas –que hacen muy mal no respetar las normas que la sanidad impone– surgidas en la calle Núñez de Balboa de Madrid, que tan entrañable me resulta desde niño, pero que se han multiplica­do por toda España. La izquierda se pone de los nervios porque sigue convencida de que la calle es suya, como decía Fraga en tiempos. La calle es de todos y todos tienen derecho a manifestar­se. Eso sí guardando las distancias físicas que impone la pandémica situación que tanto nos atribula. Sin embargo no parecen incomodar tanto cuando son los filoetarra­s los que se concentran para pedir el acercamien­to de presos.

Y entre tanto el Gobierno negocia con los que la gobernabil­idad de España les importa un comino y que siempre consiguen prebendas a cambio, lo que no hará que varíe, por ejemplo, ese rictus cínico y altanero de los mandatario­s nacionalis­tas, especialme­nte los vascos, siempre dispuestos a comerse a dentellada­s este país. Y quienes proclaman la igualdad no dudan en discrimina­r a unas comunidade­s de otras, más allá de unos acuerdos justos y equitativo­s cuando es el interés político lo que les domina. Incluso para no contestar sus requerimie­ntos. Decía el presidente cántabro Revilla que es como “hablarle a una pared”.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain