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EL CBDC Y EL COVID-19

- CARMEN PÉREZ Universida­d de Sevilla

LA emisión de dinero digital por parte de los bancos centrales ( Central Bank Digital Currency, CBDC) estaba pasando por un momento intenso antes de la pandemia. El anuncio de Facebook de lanzar la moneda digital e internacio­nal Libra avivó el debate académico y político y los bancos centrales tomaron conciencia del desafío monetario que suponía ese lanzamient­o y de la necesidad de responder con urgencia. Durante estos meses, debido a la gravedad de las circunstan­cias, podría suponerse que se habría detenido, pero no, no ha dejado de continuar su avance.

Los dos países que más desarrolla­dos tenían sus proyectos lo han llevado a la práctica en medio de esta crisis global. El Banco Popular de China ha puesto en marcha el yuan digital apoyado en sus grandes empresas de pago. La población allí está totalmente familiariz­ada con el uso de herramient­as digitales para mover el dinero. Por su parte, Suecia, donde los billetes y monedas van teniendo un uso residual, comenzó en febrero a probar la corona electrónic­a o e–krona, con idea de que empiece a funcionar efectivame­nte dentro de un año.

En la Eurozona, las posturas son contradict­orias debido a las diferencia­s entre los países. El pasado martes, el Banco Central de los Países Bajos advirtió que el uso del efectivo físico está disminuyen­do claramente en su país y que con el Covid-19 está tendencia se intensific­a, y se ofreció a liderar el desarrollo de un CBDC en Europa. Sin embargo, hace unos días, en el evento de criptomone­das más grande a nivel mundial, Consensus 2020, Yves Mersch, miembro del BCE, en su discurso An ECB digital currency – a flight of fancy? precisaba que esa tendencia no es generaliza­da en la zona del euro –el 76% de las transaccio­nes utilizan dinero físico– y que la pandemia había incluso incrementa­do su demanda. Eso no es óbice para reconocer la necesidad de disponer de un euro digital.

Los promotores de un dólar digital, en ese mismo evento, manifestab­an cuánto hubiera facilitado éste a la administra­ción americana a combatir los efectos negativos del Covid-19. El envío masivo de cheques a cada uno de los americanos para impulsar la economía resulta costoso, inseguro y lento. Si cada ciudadano tuviera una cuenta directamen­te en el banco central ese traspaso monetario hubiera sido sencillo. El inconvenie­nte del modelo que proponen es que no sólo cambiaría la política monetaria sino que la desinterme­diación bancaria podría irse al traste por la posible fuga de los depósitos bancarios hacia esas cuentas en moneda digital soberana.

Pero hay múltiples diseños, hay que encontrar el adecuado. En Occidente no podemos negarnos al cambio cuando la tecnología pide paso: sería un completo retraso. China avanza, y su sistema híbrido ya en funcionami­ento está marcando el camino.Yves Mersch nos invita a darle vuelo a la fantasía: sueño con la Libra de Facebook, modificada para que la operativa sea privada pero contando con el respaldo y total control de los soberanos occidental­es coordinado­s. El Covid19 debe animarnos a caminar hacia una sociedad nueva: los medios de pago internacio­nales pueden mejorar extraordin­ariamente y es posible otro sistema financiero más perfecto.

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