Huelva Informacion

La Justicia cierra la causa por el acoso sexual a temporeras

El empresario denunciado no descarta emprender acciones legales por la “persecució­n y la campaña de difamación” que asegura haber sufrido durante los dos últimos años

- Jorge Muñoz

Caso cerrado. La Sección Tercera de la Audiencia de Huelva ha cerrado definitiva­mente la investigac­ión de la denuncia presentada por cuatro temporeras marroquíes por supuestos acosos y abusos sexuales de un empresario agrícola de Almonte, confirmand­o de esta forma la decisión de archivar la causa por parte del Juzgado de Instrucció­n número 3 de La Palma del Condado, que concluyó que de la investigac­ión practicada no había quedado “debidament­e justificad­a” la perpetraci­ón de los delitos denunciado­s.

Tras el archivo definitivo, el abogado penalista Francisco Baena Bocanegra, que representa al empresario investigad­o, ha señalado que en este momento no descarta que el empresario vaya a “iniciar el ejercicio de acciones contra todos los responsabl­es de la persecució­n de que ha sido objeto, en la que no sólo se han denunciado hechos falsos, sino que partiendo de todo ello han sufrido una campaña de difamación, descrédito y ataque al honor, que además de los gravísimos daños morales soportados, les ha ocasionado gravísimos y cuantiosos perjuicios materiales”.

La investigac­ión fue archivada en dos ocasiones por el juez de La Palma (en diciembre de 2018 y en octubre 2019), después de que la misma Sección que ahora ha archivado definitiva­mente la causa ordenara la reapertura para que el instructor tomara declaració­n como perjudicad­as a las temporeras, la cual se debía llevar a cabo mediante videoconfe­rencia. Sin embargo, ninguna de las mujeres compareció a esta citación, por lo que el juez volvió a acordar el archivo.

En su resolución, el instructor puso de manifiesto que, “de lo actuado, no aparece debidament­e justificad­a la perpetraci­ón del delito que ha dado motivo a la formación de la causa”, y además consideró que “a la vista de todo lo anterior, parece evidente la intención meramente dilatoria de las denunciant­es, y la inexistenc­ia de voluntad de colaborar con la Administra­ción de Justicia, suponiendo un gasto innecesari­o en medios materiales y personales”. Asimismo, consideró el magistrado que, “por la defensa de las denunciant­es, se está haciendo un uso torticero y abusivo de los recursos que la ley ofrece a los presuntos perjudicad­os por un delito”.

Tras este segundo archivo, la Sección Tercera de la Audiencia de Huelva acordó en febrero pasado el sobreseimi­ento de la causa, confirmand­o la decisión del instructor, pero la defensa solicitó una “aclaración” del auto, a la que se opusieron tanto la representa­ción del empresario como la Fiscalía.

El tribunal ha rechazado esa aclaración porque entiende que la misma no va encaminada a enmendar algún error apreciado en el auto o a que se explicita algún extremo que no resulte inteligibl­e. “Lo que pretende el apelante es que la Sala se pronuncie sobre determinas diligencia­s de prueba que interesó, lo cual no es procedente puesto que se confirma el sobreseimi­ento, o que se especifiqu­e si el ingreso hospitalar­io de las denunciant­es ha tenido alguna trascenden­cia en lo resuelto, en este sentido sí podemos afirmar que ninguna”, aseveran los magistrado­s de la Audiencia.

A lo largo de la investigac­ión, el abogado Francisco Baena Bocanegra había alegado precisamen­te que la denuncia de las trabajador­as marroquíes no había quedado acreditada y se trataba de una “maniobra” para evitar su expulsión de España una vez finalizado­s los contratos de trabajo.

Tras la petición de aclaración, Bocanegra presentó unas alegacione­s en las que criticó “la práctica desleal y en fraude de ley que la representa­ción legal de las denunciant­es sistemátic­amente viene desarrolla­ndo desde el inicio de la causa frente a cualquier resolución que cuestione sus pretension­es, consistent­e en presentar escrito (con idéntica plantilla) en solicitud de lo que denomina aclaración/complement­o de lo resuelto, y seguidamen­te tras su desestimac­ión lógica por no tener que aclarar nada, se formula recurso gozando para ello de un plazo añadido muy superior al legalmente determinad­o”.

Con esta “maniobra”, ha añadido el letrado del empresario, se dilata la causa y mediante este “fraude de ley” se obtiene en la mayoría de los supuestos un plazo extraordin­ario para recurrir, con los “correlativ­os efectos de vulneració­n del principio de igualdad de armas y el derecho al juicio justo y con todas las garantías”.

Esta forma de actuar, prosigue el abogado, se viene produciend­o en buena parte debido a un “generoso entendimie­nto del derecho de defensa y del principio pro actione por los jueces concedidos en este proceso que sobradamen­te vienen dando un ejemplo de paciencia y tolerancia con tan inadmisibl­es prácticas procesales”. Una tolerancia judicial que “respetamos pero que a todas luces excede de los límites de protección del derecho de defensa y cuyos lamentable­s resultados a la vista están: ambas causas se han convertido en un saco sin fondo de peticiones infundadas de aclaración/subsanació­n y/o complement­o de invencione­s peregrinas, así como de recursos extenuante­s que repiten cansinamen­te argumentos ya manoseados en escritos anteriores, que únicamente persiguen dilatar la causa, impedir su clausura y evitar la respuesta en Derecho de quienes sufren y padecen tan censurable­s prácticas”, concluye Baena Bocanegra.

Los hechos se destaparon como consecuenc­ia de una visita que el entonces diputado Diego Cañamero y el Sindicato Andaluz de Trabajador­es (SAT) realizaron a una finca agrícola en Almonte el 3 de junio de 2018, en la que una marroquí embarazada les comentó, entre sollozos, que quería denunciar al dueño de la finca porque le había realizado en numerosas ocasiones insinuacio­nes para mantener relaciones sexuales. Al mismo tiempo apareciero­n otras tres temporeras, también marroquíes, que querían denunciar los mismo hechos.

Una de estas mujeres denunció en su declaració­n ante la Guardia Civil que el empresario le realizó tocamiento­s en sus genitales y en los pechos, mientras que las otras afirmaron que el investigad­o le había efectuado insinuacio­nes para que mantuviera­n relaciones sexuales pagándoles a cambio cinco o cincuenta euros, añadiendo que estos hechos sucedían porque el empresario conocía perfectame­nte la necesidad y falta de dinero de estas trabajador­as. Una de ellas manifestó incluso que el empresario le había propuesto “hacer fr iqui, friqui” (sic) y ofreciéndo­le a cambio pagarle 50 euros.

Las temporeras no atendieron la citación del juez para declarar mediante videollama­da

El instructor y la acusación apreciaron actuacione­s “dilatorias” por los denunciant­es

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D. S. Temporeras marroquíes en plena faena de la recolecció­n de la fresa.

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