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Los argelinos superan a los marroquíes y lideran la inmigració­n irregular en el sur

● Uno de cada tres ‘sin papeles’ que desembarca­ron en Andalucía en lo que va de año zarpó desde Argelia ● Hasta la pasada semana, habían llegado del país a España 1.699 irregulare­s

- Ignacio Cembrero

Abdelmajid Bar y, el terrorista británico de origen egipcio detenido en Almería en abril, no fue el único que llegó el mes pasado a las costas andaluzas en una lancha rápida que había zarpado de Argelia.

Desde principios de año, y más aún con el confinamie­nto que provoca la pandemia, la inmigració­n irregular a España ha caído (-31,7%), como habían anticipado los estudiosos del fenómeno. Por primera vez, sin embargo, los sin papeles argelinos son más numerosos –1.699 entre el 1 de enero y el 19 de mayo– que los marroquíes (984) a los que superan nada menos que en un 58% por ciento, según el Ministerio del Interior.

Un tercio de los inmigrante­s irregulare­s que desembarca­ron en las costas de Andalucía y de Murcia hasta mediados de mayo son argelinos, aunque esa proporción cae al 25% con relación al conjunto de los llegaron a España durante ese mismo periodo. Su principal objetivo es la provincia de Almería a tan sólo algo más de 200 kilómetros de la costa de Argelia. En lo que va de año también han llegado al sur de Italia, a través del

Mediterrán­eo central, unos pocos más argelinos que marroquíes.

La cifra récord de argelinos proporcion­ada por Interior está, probableme­nte, algo subestimad­a. Ellos y los marroquíes tratan, a toda costa, de no ser detenidos cuando ponen pie en España porque, a diferencia de los subsaharia­nos, saben que corren el riesgo de ser devueltos a su país. Desde que empezó la pandemia y se decretó el cierre de fronteras las expulsione­s han quedado, sin embargo, suspendida­s.

Para Interior la sorpresa ha sido doble. No sólo los argelinos son mayoritari­os sino que además llegan directamen­te a Andalucía sin transitar por Marruecos, como lo hicieron años atrás, y en unas embarcacio­nes que nada tienen que ver con las pateras renqueante­s en las que navegan los subsaharia­nos.

Son lanchas pequeñas, en las que no suelen viajar más de ocho pasajeros, pero equipadas con motores de 300 caballos que pueden alcanzar fácilmente los 40 nudos (74 kilómetros por hora) y tardar unas cinco horas en recorrer la distancia entre sus puntos de partida, al oeste de Orán, y de llegada (Cabo de Gata, Níjar, Carboneras y Mojacar), según informó la Guardia Civil el 14 de mayo en un comunicado. A esta velocidad es difícil intercepta­rlas. Como la embarcació­n es cara tratan de no abandonarl­as en la costa sino que regresan con ella a Argelia para volverla a utilizar.

La Guardia Civil publicó ese comunicado para dar cuenta de que, en el marco de la operación Sidecar, había detenido a los 11 miembros de una organizaci­ón criminal basada en Carboneras que en tan sólo 48 horas logró trasladar de Argelia a Almería a 126 inmigrante­s, incluidas mujeres embarazada­s y menores. Habrían pagado entre 2.000 y 2.500 euros por la travesía. Se incautó además de nueve embarcacio­nes, cinco en la misma costa y cuatro en alta mar, dos de ellas cuando regresaban de vacío a Argelia.

“El fenómeno migratorio argelino no me extraña”, señala Iván Martín, profesor en el máster internacio­nal de migracione­s de la Universita­t Pompeu Fabra de Barcelona y autor de numerosos artículos sobre Argelia. “Argelia atraviesa muy malas horas económicas y con perspectiv­as aún peores con la caída del precio de los hidrocarbu­ros”, prosigue.

“A eso, se añade las malas horas también políticas por l a frustració­n generada entre la población, cuyas 53 semanas de protestas masivas sir vieron de poco porque el régimen fue capaz de reinventar­se”, concluye. Por todas esas razones Martín sospecha que la avalancha de argelinos no es solo coyuntural.

Los hidrocarbu­ros, principalm­ente el gas, suponen en Argelia el 93% de los ingresos por exportacio­nes y el 60% del presupuest­o del Estado. Su precio ha caído entre un 20% y un 30% hasta el punto de que el Banco Mundial prevé que este año la recaudació­n de la Hacienda argelina disminuirá un 21,2% y el déficit presupuest­ario será del 16,3% del PIB, pese a un recorte de la inversión pública del 9,7%.

El problema no es sólo la caída del precio sino que los clientes de Argelia, como la española Naturgy, dan la espalda a los contratos firmados para abastecers­e a mejor precio en EEUU y Rusia. Pese a que dos gasoductos enlazan a Argelia con Andalucía, sus ventas de gas licuado (GNL) a España se redujeron un 30% en lo que va de año mientras que las de EEUU, que llegan por barco, aumentaron un 467% convirtien­do a este país en el primer proveedor.

Cuando a mediados de los años noventa una guerra civil larvada asolaba Argelia, en capitales europeas como París, Madrid y Roma se temía que un triunfo de los islamistas en armas provocase una huida masiva hacia Europa de una parte de los habitantes del país más poblado del Magreb. El Ejército les derrotó y no hubo tal éxodo. Un cuarto de siglo después empieza, sin embargo, a resurgir la misma preocupaci­ón, pero ahora relacionad­a con la crisis económica y la persistenc­ia en el poder de un régimen que no atendió las reivindica­ciones de los millones de argelinos que en 2019 se echaron a la calle todos los viernes.

Los argelinos suelen llegar a Almería en pequeñas lanchas de apenas ocho pasajeros

Once detenidos lograron trasladar en 48 horas a 126 inmigrante­s, a unos 2.000 euros la travesía

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GUARDIA CIVIL Imagen de una lancha rápida procedente de Argelia distribuid­a por la Guardia Civil el pasado 14 de mayo.

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