Noticias amarillas de Beethoven
● Grandes figuras de la Clásica (Goerne, Lisiecki, Sokolov, Mutter, Ma, Barenboim) presentan en Deutsche Grammophon grabaciones dedicadas a Beethoven en este atípico año beethoveniano
La música de Beethoven no es una moda. Por eso la macroedición con el Todo Beethoven que el sello Deutsche Grammophon presentó a finales de 2019 resulta perfectamente compatible con la incorporación continua de nuevos trabajos discográficos en torno a su obra. En las últimas semanas, el sello amarillo ha presentado tres, que reúnen a algunas de las mayores figuras internacionales de nuestros días para ofrecer facetas diversas del corpus beethoveniano: la canción, la sonata, la pieza pianística breve, el concierto y la sinfonía están aquí representados.
El primero de esos trabajos en ser publicados reúne al barítono Matthias Goerne con uno de los mayores talentos de la cantera de la multinacional alemana, el joven pianista canadiense Jan Lisiecki. En su trabajo se incluyen las dos más importantes colecciones de canciones publicadas por el compositor: los seis lieder de la Op.48 y An die ferne Geliebte ( A la amada lejana) Op.98, el primer ciclo de canciones sensu stricto de la historia. El álbum se completa con otras once canciones, entre las que se cuentan algunas de las más populares del músico, como Adelaide o las dos versiones de An die
Hoffnung ( A la esperanza).
Goerne es posiblemente el principal heredero de Dietrich Fischer-Dieskau en el terreno del lied actual, aunque sólo sea por su exhaustiva dedicación al género en el ámbito discográfico.
En sus versiones destaca el cálido lirismo y el despojamiento, la sobriedad de una voz que con los años parece haberse ido dulcificando y haciendo más refinada, lo que se aprecia especialmente en las obras más expresivas y profundas. Quizás lo que más sorprende del registro es el joven Lisiecki, que combina el ímpetu con la pureza de líneas y el más exquisito detallismo en los matices dinámicos.
El ruso Grigori Sokolov (Leningrado, 1950) lleva tiempo instalado en el olimpo de los pianistas de nuestro tiempo. El entendimiento de su arte casi como un sacerdocio que exige una dura disciplina de trabajo diario y su fobia a los estudios de grabación han marcado su algo errática presencia en disco. Sokolov decidió hace años que sus grabaciones serían durante los conciertos, rechazando además cualquier intento de edición posterior, incluida la eliminación de ruidos parásitos provocados por el público o cualquier otra circunstancia.
Ahora vuelve a DG con un trabajo que se presenta en dos formatos: digitalmente se recoge el contenido de un doble cedé con obras de Beethoven y Brahms más una selección de encores (propinas) que, como todos los que hayan asistido a alguno de sus conciertos saben, rara vez bajan de cinco. A ese doble cedé en el formato físico se le añade un DVD, que incluye más obras de Beethoven y otras de Mozart, además de propinas diferentes.
El disco se abre con la más brillante y popular (en el sentido de la más pensada para llegar a un público amplio en su época) de las primeras sonatas para piano publicadas por Beethoven en 1796, las tres de la Op.2. La 3ª de ellas, escrita en do mayor, parecía hecha para impresionar, tanto al público como a los intérpretes. Y eso es lo que hizo Sokolov el 20 de junio de 2019 en el Auditorio de Zaragoza, donde se hizo el registro. Es posiblemente el punto más alto del doble álbum por la mezcla de claridad, intensidad y equilibrio de su propuesta.
De un Beethoven joven se pasa al Beethoven tardío de las 11 bagatelas Op.119, obras escritas a principios de la década de 1820 y en las que el genio del compositor se muestra ya libre de ataduras formales para manifestarse con una esencialidad que puede ser risueña hasta casi lo intrascendente ( nº1), infantil, danzable ( nº3), noble y expresiva ( nº8), apenas un esbozo en arabesco ( nº10) o profunda, desnuda, abstracta ( nº11). El registro proviene del concierto que Sokolov ofreció en el Klavier Festival Ruhr de Wuppertal el 14 de junio de 2019, y en ellas el pianista ruso muestra toda su capacidad para matizar el sonido en mil formas, logrando una interpretación caleidoscópica.
El último trabajo discográfico de Daniel Barenboim como director de la Orquesta del Diván se publica en tres formatos, CD, LP y Blu-Ray, aunque el Blu-Ray ofrece en vídeo sólo la primera de las obras, el Triple concierto de Beethoven, tal y como se ofreció en un concierto en la Philharmonie de Berlín en octubre de 2019.
El Triple concierto se ha relacionado a menudo con las sinfonías concertantes, que tuvieron su momento de gloria en París en el último tercio del siglo XVIII y de las que Mozart dejó dos ejemplos sobresalientes. En cualquier caso, se trata de la obra concertante más discutida de Beethoven. Algunos comentaristas han destacado el desequilibrio provocado por los primeros destinatarios de la partitura, dos grandes virtuosos, el violinista August Seidler y el violonchelista Anton Kraft y un diletante, el archiduque Rodolfo, que era alumno de piano de Beethoven.
El papel del archiduque lo asume en esta grabación Daniel Barenboim, que actúa también como director. Sus compañeros solistas son dos de las grandes estrellas de la música clásica internacional desde hace décadas, la violinista alemana Anne-Sophie Mutter y el violonchelista estadounidense Yo-Yo Ma. La interpretación es extraordinaria. Dominada por el concepto de un Beethoven musculoso, robusto, heroico, el conjunto resulta de un soberbio equilibrio entre lirismo, delicadeza de fraseo e intensidad expresiva, un terreno en el que destaca una Mutter auténticamente desatada, sobre todo en el primer movimiento. Sonido brillantísimo y magnífico acompañamiento de los jóvenes del Diván.
Algo parecido puede decirse de la Séptima sinfonía que ocupa la segunda mitad del álbum y que proviene de un registro tomado en Buenos Aires el 31 de julio pasado, un mes justo después de que la WEDO y Barenboim interpretaran la obra en el Maestranza de Sevilla. Vibrante interpretación global, incisiva en lo rítmico, contrastadísima en las dinámicas y con dos puntos de apoyo fundamentales, un Allegretto por completo trascendido, de fraseo flexible y una claridad textural que hace aflorar un asombroso detallismo tímbrico, y un Finale incandescente, no tanto por el ímpetu rítmico, la punzante acentuación, el brillo y la potencia sonora de la orquesta cuanto por la forma en que el maestro bonaerense administra las tensiones, manteniendo al oyente clavado en el asiento con un juego de claroscuros y de matices agógicos magistralmente planificados y desarrollados. Sin duda, uno de los discos beethovenianos del año.
Vibrante interpretación de la ‘Séptima sinfonía’, apoyada sobre todo en el Allegretto y el Finale