El sector primario, un refugio para trabajadores de turismo y hostelería
El fin de la campaña del olivar antes de que llegara la pandemia y la menor necesidad de mano de obra de la esperada en Huelva han hecho que en Andalucía –aparte de la fuerte incertidumbre inicial por las dificultades de movilidad– la necesidad de mano de obra nueva haya sido mucho menor que en otras zonas de España, como Aragón con la fruta de hueso o
Lérida con la pera y la manzana. Según señala Eduardo López, secretario general de COAG Andalucía, aquí aún está en vigor la campaña de Almería, de ocho meses y que se nutre de residentes en la provincia, y las de cebollas, patatas, zanahorias o espárragos en el Valle del Guadalquivir. En una potencia agraria como la andaluza, estas últimas campañas son muy menores y el reclutamiento se ha podido hacer con normalidad. López calcula que entre el 5% y el 8% de los trabajadores se han beneficiado del decreto del Gobierno, un porcentaje que, aun siendo bajo, “ha servido de ayuda y ha beneficiado” a alguna gente, según
COAG. Más allá del decreto, el campo sí ha servido de refugio, afirma Felipe Galloso, de AsajaSevilla, para mucha gente que en Semana Santa marcha a localidades turísticas a trabajar en la hostelería y que este año han podido obtener algún ingreso trabajando en el campo.