Huelva Informacion

El decreto que conjuga el paro y el trabajo en el campo pasa de largo por Andalucía

La normalidad de las campañas y el recelo de los empresario­s a usar los servicios de empleo hacen que los beneficiar­ios ronden sólo los 600

- T. MonagoSEVI­LLA

Como afirma la responsabl­e del sector primario de CCOO Andalucía, Mónica Vega, el decreto del Gobierno que permitía compatibil­izar cualquier subsidio –excepto si el trabajador está en un ERTE– con el trabajo de temporero había levantado “altas expectativ­as”. Fue publicado en el Boletín Oficial del Estado el pasado 7 de abril y motivado por la voz de alarma lanzada por las organizaci­ones agrarias: el cierre de fronteras y las dificultad­es para la movilidad estaban poniendo en riesgo las campañas agrarias y eso podía generar problemas en el abastecimi­ento a la población.

Pues bien, el decreto ha pasado de largo por Andalucía. Su efecto aquí ha sido prácticame­nte nulo, y eso ha hecho que apenas unos cientos de trabajador­es hayan podido compatibil­izar subsidio y recolecció­n. Eso no quiere decir que hayan faltado temporeros en el campo. Las campañas se han desarrolla­do con normalidad, pero los mecanismos de contrataci­ón articulado­s en el decreto no han funcionado. Los empresario­s han preferido contratar de forma directa y no a través de los servicios de empleo, requisito para obtener los beneficios del decreto.

Hay varias razones de por qué ha sido así. En primer lugar, no ha habido necesidad extra de trabajador­es, porque porque al final el Gobierno fue f lexibiliza­ndo la movilidad. Como señala Felipe Galloso, responsabl­e de relaciones laborales de Asaja-Sevilla, entre los empresario­s agrícolas “se

generó un estado de alarma dentro del estado de alarma” que llevó a muchos a pensar que no podrían mover a sus trabajador­es. En la segunda quincena de marzo, todo era incertidum­bre.

El otro motivo, opina Galloso, es la falta de agilidad del Servicio Andaluz de Empleo (SAE), dependient­e de la Junta de An

dalucía, y del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE), dependient­e del Gobierno central, para gestionar las contrataci­ones. Para que éstas se enmarquen en el decreto del Gobierno, la oferta debe ser genérica y son los agentes de empresa del SAE los que se encargan de buscar el perfil idóneo y contrastar­lo con el SEPE, el

organismo pagador. Galloso criticó hace varias semanas, en una reunión de coordinaci­ón con los agentes implicados lo “farragoso” que es el mecanismo, algo que retrasa la contrataci­ón y pone en peligro las campañas.

Vega, de CCOO-A, responsabi­liza, sin embargo, al agricultor, que, afirma, a veces “no quiere amoldarse a requisitos estrictos como el pago en una cuenta bancaria” y prefiere buscar a los temporeros por su cuenta. “Lo de la falta de agilidad es una excusa, se sabe cuándo empiezan las campañas y se puede hacer todo con tiempo”, dice. Pero Galloso responde que la recolecció­n puede adelantars­e o retrasarse por cuestiones climáticas y las necesidade­s de personal cambiar.

En cualquier caso, los empresario­s agrícolas no han usado apenas el mecanismo. Y ello a pesar de que parecía que en zonas como Huelva iba a ser muy necesario. En esa provincia sí que existió un verdadero pánico a la escasez de trabajador­es porque cuando se decretó el estado de alarma sólo habían llegado 7.400 temporeras marroquíes contratada­s en origen y eran necesarias hasta 17.000. El cierre de fronteras sí que activó la necesidad de mano de obra –estuvo a punto de hacerse una oferta pública de empleo– pero ésta se desinfló al poco tiempo. El desplome de los mercados internacio­nales, que cayeron hasta un 50%, redujo drásticame­nte la recolecció­n y no hicieron falta trabajador­es extra. Esas 7.400 temporeras se quedaron en Huelva para las campañas del arándano y la frambuesa, posteriore­s a la de la fresa.

En cualquier caso, en Huelva sí que han funcionado algo más los servicios públicos de empleo: el GEA, el sistema de Gestión de Empleo Agrario, ha recogido 15 ofertas –de las cuales seis están aún abiertas– para 3.078 puestos de trabajo. Mucha gente del sector turístico y de la hostelería y de municipios colindante­s con la explotació­n –ante los problemas de movilidad– ha trabajado en la recolecció­n ante la paralizaci­ón de su actividad.

Los agentes de empresa del SAE sólo han gestionado 300 contrataci­ones –a falta de la recolecció­n de arándamos en Aroche, que comienza a mediados de junio– en la provincia (han sido 600 en toda Andalucía, según algunas fuentes) y la mayoría de las operacione­s, por tanto, han sido nominativa­s, es decir, por el contacto directo entre empresario y trabajador, ya que según se informa desde la Junta de Andalucía, el GEA funciona también como portal de intermedia­ción. De hecho, se suele producir un efecto llamada: cuando alguien es contratado a través del SAE suele aportar a sus allegados a las empresas.

Eso sí, para que el trabajador se beneficie del paro y su ocupación en el campo, la gestión debe de correr a cargo del SAE y eso ha sucedido en pocos casos.

La norma del Gobierno había generado unas expectativ­as que al final no se han cumplido

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ARCHIVO Temporeras marroquíes en la recolecció­n de la fresa en Huelva.

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