Alemania busca atajar los signos de descontrol en la desescalada
El Gobierno alemán trata de contener la impaciencia de algunos lander, decididos a acelerar la desescalada confiando en la madurez ciudadana, pese a la alarma ante los brotes de contagios surgidos tras aliviarse las restricciones.
No atenerse a las normas en un restaurante o en un oficio religioso puede generar nuevos casos, como ocurrió en un comedor de Leer (centro) o en una comunidad baptista de Fráncfort (oeste), recordó ayer el portavoz del Gobierno, Steffen Seibert.
Catorce personas dieron positivo y más de un centenar quedaron en cuarentena por comer o estar en contacto con quien estuvo en ese restaurante. Asimismo, unos 107 fieles de una pequeña comunidad baptista de Fráncfort dieron positivo tras asistir a un oficio en ese centro de techos bajos y dimensiones insuficientes para
El Gobierno insiste en que “ir demasiado rápido puede echar por tierra los logros”
garantizar el distanciamiento
“Querer ir demasiado rápido puede echar por tierra los progresos logrados en diez semanas”, insistió el portavoz gubernamental, para recordar las llamadas a la prudencia de la canciller, Angela Merkel.
Alemania tiene ahora 9.100 pacientes activos de los 178.570 casos verificados por el Instituto Robert Koch (RKI) desde que se certificó el primer contagio, el 27 de enero. La cifra de muertos está en 8.257, la de pacientes recuperados en 161.000 y el factor de reproducción de la infección en 0,89.
Pero en la ciudad-estado de Berlín se activó el semáforo rojo tras ascender ese factor al 1,3. Hace una semana reabrieron los restaurantes, teóricamente bajo estrictas normas que, en la práctica, se diluyen.
En la calle no se aprecia apenas diferencia respecto a la “antigua normalidad”, aunque siguen cerradas salas de conciertos, teatros y cines. Pero hay impaciencia, máxime cuando el Gobierno se propone mantener la norma del distanciamiento físico hasta el 5 de julio.