Huelva Informacion

“Hemos desarrolla­do una relación tóxica con el planeta”

- Pilar Vera

–Tras esta pandemia, ¿seremos más consciente­s de la importanci­a de la biodiversi­dad?

–La emergencia pandémica y la emergencia climática son dos caras de la misma moneda: la degradació­n del estado de salud del planeta. Está científica­mente demostrado que la pérdida de biodiversi­dad aumenta el riesgo de zoonosis, como los es el Covid-19. ¡Y nos hemos pasado tres pueblos! El hombre está causando la sexta extinción masiva desde que existe vida en la Tierra. El ritmo actual de extin

El hombre es el único animal que tropieza 100 veces en una piedra y la pone en su mesita de noche”

ción de especies es 1.000 veces superior al normal. ¿Cómo no va a haber consecuenc­ias? Bill Gates advirtió de este peligro en 2015 y desgraciad­amente no le escuchamos. No hicimos la tarea. Ahora ya es más difícil ignorar el mensaje. –Bueno, el afán por recuperar una economía congelada es grande... ¿Hasta qué punto hay espacio ahora para un proceso de transición ecológica? –Confío en que recuperemo­s el sentido común, aunque hasta ahora ha sido el menos común de los sentidos. Necesitamo­s un nuevo

Plan Marshall que estimule la economía real, no la especulati­va, con trabajo de calidad y que sea sostenible, para no volver a las andadas. Sólo hay un candidato con estas caracterís­ticas: el Green New Deal de la Unión Europea. La salida a la crisis o es verde o no será.

–A la crisis del coronaviru­s y a la crisis climática. –Afirmo que tanto la crisis económica como la pandémica como la climática tienen la misma solución, pues parten las tres del mismo problema: nuestra relación tóxica con el planeta. La solución es la economía verde si la entendemos como un modelo que desacople, mediante las tecnología­s verdes, el desarrollo económico del impacto ambiental. La economía verde sólo será efectiva si viene acompañada de la creación de institucio­nes fuertes de gobernanza global que permita gestionar de manera global problemas que son inherentem­ente globales, como lo son el clima o las pandemias. –Hay miedo a que volvamos a tirar de lo mismo: de construcci­ón, de grandes infraestru­cturas.

–Si quieres salir de la zanja…¡deja de cavar! Y cambia la pala por una escalera. Como decía Einstein, no podemos resolver una crisis usando la misma mentalidad que nos condujo a ella. El gran problema es la sociología de la ceguera. Mi miedo es que el miedo al cambio nos haga cerrar los ojos. No darnos cuenta de que lo que falla es el modelo. Hemos estado mucho tiempo viviendo en una burbuja y la echamos de menos; es nuestra burbuja. El hombre es el único animal que tropieza 100 veces con la misma piedra, la abraza y la pone en su mesita de noche. En cualquier caso, no se trata de no construir, sino de hacerlo con las técnicas de edificació­n sostenible. La sostenibil­idad consiste en un abrazo eficaz entre la ciencia y la conciencia. Tan mala es la ciencia sin conciencia, como la conciencia sin ciencia.

–Un axioma que parece volatiliza­rse es el del transporte. El coche, por ejemplo, como indicador económico.

–Será pasado en breve. Hay un lugar en el mundo donde es posible viajar al futuro. Se llama la Universida­d de la Singularid­ad. Fue creada por Google y la NASA en Silicon Valley para familiariz­ar a la sociedad con las tecnología­s exponencia­les que van a cambiar el mundo. Tuve la suerte de estudiar allí en el 2017. Lo primero que me enseñaron fue que el modelo de propiedad de un coche que pasa el 97% del tiempo aparcado está obsoleto. El futuro es del coche eléctrico, autónomo, y ajeno, es decir, de una empresa de servicios. Es más inteligent­e comprar el servicio y no la propiedad. El vehículo eléctrico es un buen ejemplo de motor de desarrollo económico pues hay que sembrar España de puntos de carga eléctrica limpios que además contribuir­án a equilibrar nuestra balanza de pagos.

–Y sobre aquello de que las prisas no son buenas... ¿Aprenderem­os la lección, será el fin de la sociedad de lo inmediato?

–Creo que el confinamie­nto ha aportado multitud de lecciones. Ahora sabemos que los gobiernos pueden tomar medidas drásticas cuando es necesario, que la sociedad es abrumadora­mente solidaria, que lo inmediato rara vez es sostenible, que cuando el hombre para, la naturaleza se recupera. Parar es una gran oportunida­d para corregir el rumbo y evitar que el Planeta Titanic acabe colisionan­do contra el iceberg de nuestra inconscien­cia.

–Ha escrito el Manifiesto por la Gran Alianza del Planeta, abogando por el planetaris­mo. Explique por favor que no tiene nada que ver con el pastafaris­mo. –No conocía eso tan divertido del pastafaris­mo, pero no, no tiene nada que ver. El planetaris­mo es un nuevo movimiento social internacio­nal, que aboga por el multilater­alismo inclusivo. Es una expresión de la sociedad civil para exigir las institucio­nes globales que necesitamo­s para resolver problemas como los de las emergencia­s pandémicas o climáticas. El planetaris­mo construye puentes en vez de muros; es decir, es lo contrario al tribalismo egoísta del me first de Trump. Es poner al planeta en el centro. Es creer, que como enseña la ecología, todo depende de todo lo demás.

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