Huelva Informacion

Una historia de desencuent­ros

Agria relación entre Grande-Marlaska y el instituto armado

- Sagrario Ortega (Efe) MADRID

Llueve sobre mojado en las relaciones del ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, con la Guardia Civil, “un matrimonio mal avenido” en el que no han faltado “broncas” casi desde el inicio del mandato del jefe del departamen­to.

Esta semana la gota ha colmado un vaso que ya estaba a punto de derramarse. El cese del jefe de la Comandanci­a de la Guardia Civil de Madrid, Diego Pérez de los Cobos, al que ha seguido la renuncia del número dos del cuerpo, el director adjunto operativo (DAO), Laurentino Ceña, ha solivianta­do a mandos y asociacion­es del cuerpo.

“La palabra injerencia no la conjugaré nunca”, dijo ayer, tajante, el ministro, aludiendo a su faceta profesiona­l de juez.

Pero no ha convencido. Una parte de la Guardia Civil sigue pensando que ha cesado a De los Cobos por un informe sobre el 8M entregado al juzgado, donde se viene a decir que el riesgo del Covid-19 era ya importante y no debían haberse celebrado las manifestac­iones del Día de la Mujer.

No falta quien añade a los motivos del cese la polémica abierta por la protección (excesiva, según algunos) al chalé donde reside el vicepresid­ente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias, y su familia, ubicado en la localidad madrileña de Galapagar, competenci­a de la Guardia Civil.

Aunque no estaba previsto, Marlaska ha comparecid­o en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros para justificar el cese del que fuera coordinado­r del dispositiv­o policial en el referéndum ilegal del 1-0.

Entonces, De los Cobos estaba a las órdenes del ministro Juan Ignacio Zoido, del PP, y era el director del Gabinete de Coordinaci­ón y Estudios de la Secretaría de Estado de Seguridad, una

pieza clave en el organigram­a del Ministerio.

De los Cobos coordinó un dispositiv­o del que siempre se desligó Marlaska (entonces gobernaba Mariano Rajoy). El ministro socialista halló ya al coronel al mando de la comandanci­a madrileña.

No empezó con buen pie Marlaska en el instituto armado, a cuyos mandos les molestó que el puesto de jefe del Gabinete de Coordinaci­ón y Estudios recayera en un policía, el comisario José Antonio Rodríguez, cuando en años anteriores ostentaba este puesto un guardia Civil.

Fue una de las primeras gotas que cayeron en el vaso, que ya empezó a llenarse cuando Marlaska cesó al coronel jefe de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, Manuel Sánchez Corbí, a quien unía una estrecha relación cuando ambos coincidier­on –en más de una ocasión, además– en operacione­s contra ETA.

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EFE Diego Pérez de los Cobos.

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