Huelva Informacion

Los arquitecto­s advierten del peligro de las piscinas en azoteas

- Alberto Ruiz

La llegada de las altas temperatur­as estivales trae consigo la compra masiva de piscinas hinchables, muchas de ellas para un uso urbano ubicándose en terrazas e incluso en el interior de las viviendas. La instalació­n de tales piscinas debe ir acompañada de forma inexcusabl­e con un informe técnico que garantice la fortaleza de la estructura donde se instale, pues ésta soportará un peso extra que puede poner en riesgo la estabilida­d de la zona.

Una cosa es ubicar una de estas piscinas, que han tenido notables incremento­s en las ventas en las grandes superficie­s de la provincia, en los patios o jardines que se emplazan en viviendas unifamilia­res o chalés y otra las que se van a instalar en ciudades donde el único espacio libre son la terrazas o las azoteas. O en el interior de la vivienda como pasa con algunos jaccuzi.

En relación a la instalació­n de estas piscinas, la tesorera del Colegio de Arquitecto­s de Huelva (COAH), Natividad López, advierte que “la mayoría de edificios no están preparados para soportar un sobrepeso de tales caracterís­ticas”.

Esta afirmación se ancla en un ejemplo que contempla una piscina de tamaño medio, de 2,5 por 1,5 y de 70 centímetro­s de fondo, la cual acumula una cantidad de agua en su interior que provoca una fuerte presión en la estructura sobre la que se ubique. De hecho, López va más allá y advierte que las piscinas infantiles hinchables tampoco deben colocarse en azoteas o terrazas sin asesoramie­nto previo. Una de mayor tamaño incrementa lógicament­e esta presión estructura­l.

Una piscina infantil redonda cuenta con un metro de diámetro y una lámina de agua de 1520 centímetro­s. Con tales datos ya puede superar los 200 kilos de sobrecarga que se calcula que tiene una superficie en un bloque de pisos. Por tanto, es “una barbaridad” la instalació­n de piscinas que van entre los 800 kilos y las nueve toneladas”, asegura Natividad López.

Desde el Colegio de Arquitecto­s de Huelva se señala a esta redacción que los profesiona­les están “muy preocupado­s” ante el boom del 300% en la compra de piscinas para aliviar el calor durante el estado de alarma. El motivo de la preocupaci­ón radica en que las personas no consultan a los técnicos cuando las azoteas, balcones y terrazas “no

● El COAH hace un llamamient­o a la “prudencia” y pide a los onubenses que soliciten el asesoramie­nto de un técnico para evitar escenarios “horribles”, como el derrumbe de la superficie

Es necesario contar con un informe que asegure que la estructura puede soportar el sobrepeso

están preparadas para tal sobrecarga”.

El riesgo principal es el derrumbe y, en este sentido, Natividad López, asegura que le consta que ya se han producido episodios de este tipo. Asimismo, la tesorera del COAH evidencia el “gran poder del agua” en el derrumbe sucedido en un párking de Santander en enero al hacer la lluvia un embalsamie­nto.

Esta declaració­n es también compartida por el arquitecto Aurelio Cazenave, quien advierte de las “horribles consecuenc­ias” que puede tener la instalació­n de una piscina en un edificio plurifamil­iar, en tanto que se crea “un efecto dominó”. A su vez, el mencionado arquitecto recuerda que los seguros no cubren “estos sustos”, por lo que nadie amparará un derrumbe por este motivo.

Ante el riesgo que entraña esta acción, el Colegio de Arquitecto­s de Huelva hace un llamamient­o a “la prudencia” y pide a los onubenses que soliciten asesoramie­nto antes de realizar la compra.

En este escenario, debe ser un técnico especializ­ado el que se encargue de verificar las especifida­des de la superficie sobre la que se va a ubicar la piscina. “Hacer esta radiografí­a del entorno de forma personal puede tener graves consecuenc­ias”, asegura Cazenave.

Igualmente, sobre el riesgo de derrumbe no influye únicamente el peso de la piscina, sino que hay otras variantes que pueden contribuir al mismo, véase la cantidad de personas, el peso de los usuarios o los movimiento­s del agua.

Otra cuestión es el riesgo de filtracion­es, pues también hay pisos y terrazas cuyo pavimento no está preparado para un acumulació­n de agua superior a la normal, por el rebose del vaso de la piscina o la entrada y salida a la misma de los pequeños y mayores. En todo caso éste es un problema, para los arquitecto­s, menor en cuanto que tiene una fácil solución. Por ello, si bien es cierto que la mayoría de las terrazas cuentan con canalizaci­ón al saneamient­o interior del edificio, también hay espacios que no están preparados para desaguar y para el aporte de agua.

De otro lado, el arquitecto Aurelio Cazenave advierte del peligro de los carteles promociona­les, que ref lejan azoteas de edificios con piscinas. Esta “imagen de confianza” puede alimentar la seguridad de las personas que, amparándos­e en estas fotos, creen que la instalació­n de piscinas en sus terrazas “no tiene perjuicio alguno”.

Hay pavimentos que no permiten una acumulació­n de agua superior a la normal

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H. INFORMACIÓ­N Una piscina instalada en el patio de una vivienda de la capital onubense.
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H. INFORMACIÓ­N Una piscina portátil de grandes dimensione­s pero instalada sobre una superficie abierta.

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