ALCALDES SIN ANIVERSARIO
Intuyo a los alcaldes y alcaldesas sin entusiasmo por celebrar este primer año de mandato. La impotencia y la falta de medios para frenar a un adversario inaccesible desde lo local los ha hecho sufrir estos dos meses. Me lo cuentan. Yo les respondo que son valientes por mantener la templanza y saber calmar a sus vecinos y vecinas prestando servicios especiales de limpieza de calles, desinfección de edificios y residencias, compras de material de seguridad, coordinación de dispositivos de voluntariado…
Su participación ha sido decisiva en esta fase. Igual de determinante será su acción en la siguiente etapa de reconstrucción. Nadie como ellos para saber dónde hay que invertir, a quién hay que ayudar. Dotémoslos de recursos suficientes. No repitamos el guión de la anterior crisis, cuando la derecha zanjó aquello asfixiando a los ayuntamientos, señalándolos como culpables mientras se salvaba a la banca. Es lo que hizo la Ley de Racionalización y Sostenibilidad de la Administración Local.
Pero entonces en La Moncloa estaban Rajoy y Montoro. Ahora no gobierna el Partido Popular y sus concejales andan con prisas presentando en los plenos municipales mociones que instan al Gobierno de España a la liberalización del superávit de los ayuntamientos. Una de las restricciones más injustas que sufren los ayuntamientos precisamente por culpa de aquella ley Montoro.
El municipalismo tiene estos compañeros de viaje: están quienes sólo lo defienden cuando son oposición y quienes creemos, a pie juntillas, en la capacidad de transformación y liderazgo de un alcalde. Afortunadamente, ahora tenemos un Gobierno con profundas convicciones municipalistas y a las pruebas me remito: por primera vez, un presidente de Gobierno se ha sentado con la Federación Española de Municipios y Provincias con el doble objetivo de incluirlos en la gestión de la desescalada y para resolver los temas que más daño hicieron a la autonomía municipal.
Las distintas convocatorias electorales y ahora la pandemia han impedido resolver las injerencias impuestas por el último gobierno del PP: superávit, regla de gasto, remanentes de tesorería, tasa de reposición, etc. Estoy convencida de que, para Sánchez, estos asuntos ocupan un lugar privilegiado entre las acciones de su Gobierno, ya que, en el contexto actual, arreglarlos será dar solución a las preocupaciones de la ciudadanía.
El presidente del Gobierno de España tiene muy claro que no quiere dejar a ninguna persona atrás, de ahí que sea inminente la aprobación del Ingreso Mínimo Vital (IMV) como ayuda a todas aquellas familias que están en una situación de pobreza extrema. Como municipalista convencido, contará con las entidades locales; por tratarse de la administración más cercana, conocedora de los problemas de los vecinos y vecinas, en contraposición a la falta de sensibilidad municipalista del presidente de la Junta de Andalucía manifestada en su oposición a que dichas entidades locales participen en la gestión del IMV.
Resulta lamentable que Moreno Bonilla solicite gestionar el IMV cuando el PP de Pablo Casado lo niega como herramienta de igualdad social, por lo que es evidente que el presidente andaluz reclama su gestión para desactivarlo: no sólo quiere privatizar los servicios sociales, sino que además desprecia a los ayuntamientos como gestores del IMV. Se trata de una nueva deslealtad con los alcaldes y alcaldesas de esta tierra. Los ayuntamientos son Estado, pero parece que se le olvida.
Sí, compañeros alcaldes, son días raros para celebraciones de aniversarios. Lamentablemente, la tendencia a demacrar la política no hace excepciones con vosotros, también se ceba con quienes, sin competencias ni dinero, intentáis apagar todos los fuegos. La ansiada reforma constitucional para resolver la financiación de los ayuntamientos queda congelada como otra víctima del Covid-19. Habrá que hacerlo de nuevo con esa varita mágica en la que se transforma el bastón de mando. Otra vez es vuestro turno. Alcaldes, alcaldesas, el país os necesita. Y sí, ¡feliz aniversario!