Lavoz de los protagonistas
LA terrible crisis social y económica provocada por la pandemia de la Covid-19 ha puesto en primera línea de la actualidad a los médicos y otros colectivos sanitarios. Desde el principio, el trabajo titánico de nuestros compañeros ha sido motivo de orgullo y reconocimiento por parte de la sociedad, quien no dudó en auparnos a lo más alto en los índices de valoración.
“El escudo”, nos llamaban algunos, a pesar de que, curiosamente, de lo que menos disfrutábamos era de protección ante el enemigo invisible.
Hemos vivido y estamos viviendo, un periodo doloroso e histórico, en el que nuestra profesión ha entrado en un nuevo estadio de supervivencia. Sí, supervivencia, pues no nos cansaremos de denunciar desde el Colegio de Médicos de Sevilla que la medicina en España está en serio peligro.
Nunca me ha gustado hablar de medicina privada o medicina pública, pues únicamente creo en la buena medicina. Sin embargo, para ilustrar mejor este inquietante cuadro, es necesario separar los escenarios.
Los médicos de la medicina pública se han visto obligados, decíamos, a luchar sin descanso en unas condiciones sumamente precarias, arriesgando su propia vida en pos de los pacientes. la salud de los españoles sea envidiada por el resto del mundo.
Sin embargo, estando considerados entre los mejores médicos del mundo, por el contrario, los emolumentos que reciben por su trabajo, en un lado y en otro, son de los más bajos del mundo, y un gran número de ellos con contratos basura y otros sin contratos. ¿Se lo puede explicar alguien con cierta dosis de sentido común?
La situación es, pues, tremendamente complicada. Hace falta coraje, esfuerzo, hechos y buenas ideas; hace falta que todos los actores involucrados rememos para la misma dirección y, ahí estará, como siempre, el Colegio de Médicos. En estos meses nos hemos esforzado en ser un bastión