“Seguimos en riesgo; no tenemos inmunidad”
Carmen de la Fuente (Jaén, 1964) es médico intensivista y preside la Sociedad Andaluza de Medicina Intensiva y Unidades Coronarias (Samiuc) desde 2016. Sus últimos meses los ha dedicado a luchar contra el SARS-CoV-2.
–¿Cómo lo ha afrontado?
–En Andalucía la oleada ha sido más tardía, por lo que hemos tenido la suerte de poder recurrir a la experiencia de compañeros de otras partes más golpeadas por el virus y a la Sociedad Española de Medicina Intensiva y Unidades Coronarias. Hemos trabajado coordinados para tener claro qué recursos necesitábamos. Hablar semanalmente con otros grupos de infecciones nos ha permitido compartir problemas, dificultades y soluciones entre hospitales. –Enfrentarse al SARS-COV-2 debe imponer, a priori. ¿Cuáles fueron sus principales miedos? –Precisamente eso, que era desconocido. Tuvimos que prepararnos, estudiar sus posibles consecuencias y efectuar una puesta a punto revisando bibliografía y protocolización. Mientras, los equipos de UCI seguían trabajando con miedo al contagio y atendiendo otras patologías urgentes. Se optó por protegernos y sectorizar todo para salvaguardar tanto al paciente como al personal sanitario.
–¿Qué preocupaciones le trasladaban sus compañeros?
–El miedo al contagio ha sido uno de los principales temores. Puede
que la pandemia nos pillara desprevenidos, sobre todo a sectores con un contacto más directo con pacientes de riesgo, como las urgencias. Cumplir las medidas de protección sanitaria es esencial. El miedo ahora se enfoca al repunte por incumplir medidas.
–¿El coronavirus ha destapado carencias del sistema?
–Sobre todo organizativas y de estrés. Es muy duro trabajar tantas horas con los EPI, por lo que establecimos sistemas de rotación del personal, dejamos a parte de los profesionales en reserva, por si había contagios, y se aisló a los que padecían patologías previas. Se ha
realizado un esfuerzo inmenso para aglutinar especialistas. La colaboración con todos los equipos ha sido fundamental para la integración con los pacientes.
–¿Han aflorado necesidades no identificadas en las UCI? –Incorporar la tecnología para acercar a los pacientes a sus familiares cuando eran imposibles las visitas. Hemos tenido que asegurarnos de que las instalaciones permitían el aislamiento y hace falta más personal para mantener la ratio de críticos.
–¿Qué procedimientos han venido para quedarse?
–Respecto a los pacientes, el empuje de la tecnología para mantener la conexión con sus familias. Debemos asegurarnos de que hay wifi en todas las áreas pues la incorporación de videoconferencias nos ha ayudado mucho. En Samiuc hemos elaborado unas recomendaciones básicas que deberíamos implantar para que todas las UCI puedan responder ante un posible rebrote.
–¿Cuál es su plan para encarar la desescalada en las UCI? –Mantener listas ciertas áreas con posibilidad de aislamiento para proporcionar cuidados intensivos y responder con eficacia en caso de que repunten los contagios.
–¿Cuál es el contexto actual en las UCI andaluzas?
–Muchos hospitales ya no tienen ingresados con Covid-19, pero no todos. Además, hay bastantes enfermos crónicos complejos que necesitan rehabilitación y mucho tiempo de ingreso. También los que, tras superar el coronavirus, vuelven con complicaciones tardías que conllevan un reingreso, como fenómenos tromboembólicos. Todavía no hemos terminado. –Con la llegada del calor se espera un descenso de los contagios... –No está claro que las altas temperaturas hagan descender la presencia del virus en el ambiente. Si han bajado los casos es consecuencia de haber estado confinados. No debemos bajar la guardia.
–¿Qué mensaje le transmite las caceroladas contra la gestión del Gobierno? ¿Existe una percepción equivocada de la situación real? – No me corresponde a mí hablar de libertades, pero hay que cumplir con las recomendaciones médicas, El ser humano olvida muy pronto y mucha gente no ha vivido de cerca el horror de la enfermedad. Cuando haya tratamiento, la cosa puede cambiar, ahora hay que cumplir. Este virus ha puesto en jaque a la humanidad y estamos en riesgo porque no hay inmunidad.