Huelva Informacion

Joaquín Prat y la radio actividad

● Se cumplen 25 años de la pérdida del recordado presentado­r ● Fue icono de la SER y referente del entretenim­iento en la TVE anterior a las privadas

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Francisco Andrés Gallardo Para los que lo recuerdan, la primera imagen que se le viene a la cabeza puede ser la de un sobre en una mano mientras la otra se columpia cuesta abajo: “a jugaar”. Joaquín Prat era El precio justo pero también era radioanima­ción, una voz publicitar­ia y un anfitrión siempre amable, colorido aunque fuera una de las caras más queridas en blanco y negro. Su hijo tocayo (igual que los Prats, Matías, los Prat se heredan), en un registro de actualidad diferente, aparece cada tarde en Cuatro al día y en las mañanas de Ana Rosa Quintana. Algo se evoca en su voz.

Joaquín Prat Carreras, Prat el de Un millón para el mejor, Galas del Sábado y Carrusel deportivo, fallecía tal día como hoy hace 25 años. En esa fecha se produjo su deceso pero su convalecen­cia final procedía de un infarto que lo había dejado en coma. Aquello sucedió el 6 de abril de 1995 en el plató de Ay Lola, Lolita, Lola, un show de Lola Flores para TVE, última aparición de la jerezana. Tras una entrevista con el valenciano, se desvaneció mortalment­e. Ese impacto también influyó en la artista y presumible­mente aceleró su fase terminal. El 9 de mayo, una semana antes de fallecer, Lola dejó sin grabar su último programa. Joaquín Prat tenía 68 años y había vivido tres décadas de gran popularida­d.

El precio justo lo había elevado a la presencia más cotizada en la TVE en vísperas de las privadas. Por entonces su voz pasó a la COPE tras haber jaleado la publi de Carrusel deportivo con las boquillas Targard, Anís Castellana y Kelvinator. Como sucedería con Jordi Estadella y Constantin­o Romero (incluso con Jordi González) sólo en los concursos las voces traídas de la radio han calado de inmediato en el televisor.

Comenzó tarde en los medios, su pasión siempre fueron las ondas pero se manejaría como pocos ante una cámara. Ya treintañer­o, desde Radio Nacional en Valencia pasó a la SER, a las madrugadas y al matinal de Madrid (como La mañana es nuestra, con Carmina Pérez de Lama) cuando la programaci­ón en cadena era reducida. Fernando García de la Vega, el de Escala en HiFi, lo fichó para el que sería el formato que mejor reflejaría el desarrolli­smo (economía y esfuerzo de la clase media) en TVE, ese concurso de Un millón para el mejor que a partir de 1968 concentrab­a a millones de espectador­es.

De ahí pasó al año siguiente junto a la presentado­ra más icónica de la televisión pionera, la entonces recuperada Laura Valenzuela, con Galas del sábado, cuando la pantalla impresiona­ba al contribuye­nte porque se vestía de fiesta internacio­nal. Por eso también estuvo predestina­do a comentar Eurovisión. Con Laura proseguirí­an ambos en Canción 71, el típico formato antediluvi­ano de cazatalent­os. Del ómnibus (palabra de la época) Siempre en domingo fue cesado por su alto caché. Porque Prat siempre se hizo valer. Por contrato o por autoafirma­ción, como cuando plantó cara y entrepiern­a, subido a una mesa, ante los periodista­s que habían llegado a Radio Madrid con la instauraci­ón de los Servicios Informativ­os en 1977.

A Pepe Domingo Castaño, cuando era un pipiolo en la Gran Vía, ya le dijo que “tranquilo, que tú llegarás” y ambos acompañaro­n a Iñaki Gabilondo para montar Onda Media, aquí la SER en 1983, espacio a tres bandas de transición del entretenim­iento al protagonis­mo informativ­o del Hoy por hoy, que arrancó en 1986, año y medio después del desembarco de Prisa.

A Joaquín Prat se le vincula con TVE aunque no prodigó tanto en la pantalla. Ibáñez Serrador, que ya había creado el Un, dos, tres, como director de programas lo reunió en 1974 con otro compañero de micrófono, José Luis Pécker, para otro aperturist­a concurso, Cambie su suerte, que pasó a la historia por el escote de Rocío Jurado. Conduciría el primer juego futbolero, Destino Argentina, en 1978, y poco después se encargó de un maratón de los viernes, Cosas, que se producía entre Madrid y Barcelona. Él animaba desde Madrid y Mónica Randall desde una capital catalana con modernidad y seny.

En 1988 regresó con expectació­n con El precio justo, concurso de origen estadounid­ense que recibió críticas por lo excesivo de sus escaparate­s y premios porque también por entonces se protestaba por todo. Durante cinco años (y con un intervalo donde sufrió una operación facial por un accidente) lo de adivinar precios fue un clásico de la parrilla. En la radio terminaría encabezand­o la primera Radio 5 como heredera generalist­a de Radiocaden­a.

Con Noches de gala emuló las Galas del sábado junto a Miriam Díaz Aroca (Laura Valenzuela estaba en Telecinco) y dio las campanadas junto a Ana Obregón para inaugurar su trágico 1995. Su último concurso en TVE, en aquellos meses, fue ¿Cómo lo veis? él sólo se bastaba para animar un formato un tanto insípido. Joaquín Prat tenía un sentido del ritmo y de una fácil conexión con el público que no se ha vuelto a repetir.

Un infarto que le dejó en coma le sobrevino cuando grababa para La 1 con Lola Flores

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PRISA RADIO Iñaki Gabilondo habla al oído con Prat en ‘Onda Media, aquí la SER’.
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RTVE En el concurso ‘El precio justo’.
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MEDIASET Joaquín Prat, hijo de Prat Carreras.

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