Atalaya ha conseguido reducir un 50% el agua fresca gracias al reciclaje
Los indicadores ambientales de Riotinto ya mejoran los objetivos marcados por su autorización ambiental
LA Mina de Riotinto abrió sus puertas hace 5 años, tras más de una década de abandono. Un entorno degradado históricamente y expuesto a la acción de los elementos que hoy está en perfecto estado de control y que aspira a seguir mejorando los indicadores cada año.
En la ardua tramitación de la reapertura, uno de los caballos de batalla fue cómo manejar el pasivo ambiental que la nueva operación heredaba y que debía asumir. La magnitud del reto era tal que podría haber comprometido la rentabilidad del futuro proyecto, convirtiéndose en un escollo importante para la ansiada vuelta a la producción.
En un ejercicio de responsabilidad y dominio técnico, la Administración y la empresa promotora, Atalaya Mining, junto con todos los participantes en el proceso de Autorización Ambiental Unificada (AAU), pusieron una serie de condiciones ambientales, más de 300, que iban a servir de guía para la reapertura, operación y ejecución de los trabajos que llevaran de nuevo a la mina de Riotinto a volver a producir, pero esta vez con parámetros de calidad ambiental propios del siglo XXI.
En este sentido, y tras cinco años de operaciones e inversiones marcadas por un carácter ambiental, se empiezan a ver los frutos. Los hitos marcados por la AAU para la recuperación progresiva de la calidad de los indicadores ambientales no solo se están cumpliendo, sino que se están adelantando plazos.
En este sentido, la calidad de las aguas es uno de los principales marcadores cuya mejora, según dictaba la Autorización, debía acometerse para frenar los drenajes desde toda la superficie minada históricamente, y que eran recibidas por las cuencas de los ríos Tinto y Odiel. Entre 2015 y 2018 Atalaya ha logrado una reducción del 37 % de la carga contaminante registrada antes del inicio de la operación minera. Sin embargo, a estas alturas, la AAU exigía una reducción de solo el 20 %.
Las soluciones técnicas para mejorar progresivamente la situación ambiental fueron el control constante de la calidad de las aguas en múltiples puntos, la realización de obras de ordenación hídrica, el sistema de reutilización de aguas y las actuaciones de restauración.
Desde el inicio de las operaciones mineras en 2015, el Departamento de Medio Ambiente de Atalaya Riotinto Minera realiza el control periódico de los drenajes de mina de toda la superficie minada. De esta manera se puede comprobar la cantidad de agua que sale de los terrenos mineros, y la calidad de la misma; esta información se compara con los objetivos marcados por la AAU, que son año a año más estrictos, pero que se están superando gracias a las medidas adoptadas por Atalaya.
Las más importantes son las relacionadas con actuaciones de ordenación de las aguas dentro del ámbito del proyecto. La construcción de cunetas, canales, balsas de interceptación de drenajes, etc. ha permitido controlar las aguas de contacto con áreas mineralizadas que pueden generar acidez.
Estas infraestructuras sirven también al sistema de reutilización de aguas, otra de las claves de la mejora ambiental, no solo en cuanto a la prevención de drenajes, sino al ahorro en el consumo de agua fresca, otro importante hito ambiental. De esta manera, Atalaya ha conseguido en 2019 reducir un 50 % el agua fresca usada en el proceso metalúrgico de molienda y flotación. Esto lo ha conseguido gracias a la implementación de un sistema de reciclaje de las aguas ácidas acumuladas en el interior de las cortas mineras.
Es importante mencionar también que la restauración ambiental progresiva que está realizando Atalaya, desde prácticamente el inicio de las operaciones, está contribuyendo a la mejora de la capacidad para controlar las aguas. Esto es debido a la acción de las especies vegetales sembradas en taludes o la instalación de infraestructura de recogidas de aguas en escombreras históricas cuya restauración no se produjo según criterios modernos.
El caso de Riotinto es por tanto una muestra más de cómo una industria responsable y solvente técnica y económicamente es capaz de revertir un problema ambiental en una oportunidad para la mejora de su entorno, no solo en el plano social y económico, sino en la mejora de la calidad de los espacios naturales y los recursos con los que cuenta el territorio.
Indicador ambiental Tras 5 años, la mejora de la calidad de las aguas supera los objetivos marcados por la AAU