Examen de conciencia de los jóvenes blancos: “Somos racistas”
Jessie Brown creció en un condado donde sólo había una familia negra y tardó años en reconocer su propio racismo. Como ella, miles de jóvenes blancos hacen examen de conciencia en las protestas de EEUU, con la esperanza de usar su privilegio para aupar al resto de su generación. “Somos racistas, tenemos que reconocerlo y convertirnos en antirracistas”, sentenció Brown, una profesora de Ciencias de 27 años. Su pancarta enviaba un mensaje directo: “Acabemos con el silencio blanco”. A su alrededor en una de las protestas en Washington, la idea se repetía una y otra vez, con lemas como: “El silencio blanco es violencia”, y el más directo de todos: “Los blancos tenemos sangre en nuestras manos”.
Si las protestas por la violencia policial contra afroamericanos se han convertido en un movimiento sin precedentes, es en buena parte por ellos: los jóvenes blancos que han inundado las calles en solidaridad con los negros. “El carácter multirracial de estas protestas por la libertad negra, y en particular la participación generalizada de los blancos, es lo que las convierte en algo sin precedentes”, cuenta un profesor de historia afroamericana en Iowa, Simon Balto.
Acudir a la cita ha obligado a muchos estadounidenses blancos a preguntarse: ¿por qué esos episodios de violencia policial les son tan ajenos?, ¿por qué no habían visto hasta ahora el problema? “Nunca antes había temido a la Policía”, reconoció un médico blanco de 30 años.
“Han tenido que pasar cuatro días de ver a policías lanzando gas a los manifestantes y atacando tiendas médicas en Asheville para que yo tuviera miedo. No tengo ni idea de cómo pueden seguir adelante las comunidades de color, que han lidiado con el racismo sistémico durante generaciones”, añadió.
Asumir esa realidad –y la responsabilidad de los blancos para perpetuarla– genera culpa y hasta vergüenza, pero no son paralizantes: “Como aliada blanca es importante hacer algo, porque si no, me siento cómplice”, explica Beatrice Delaval. La mayoría sale del examen de conciencia decidida a descubrir cómo pueden usar sus privilegios para cambiar las cosas.