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Carta a la comunidad universita­ria

El consejero responsabl­e de la educación superior explica en este artículo por qué los 135 millones que van al fondo de emergencia social no suponen un merma de derechos

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EL 31 de diciembre de 2019, la OMS recibió una notificaci­ón procedente de Wuhan (China) en la que se alertaba de un aumento significat­ivo de casos de neumonía por un nuevo coronaviru­s denominado SARS CoV-2. En tan sólo tres meses, estábamos sumidos en una pandemia global y España vivía la crisis sanitaria más grave que recuerde esta generación. Ni una sola familia española va a salir indemne del trágico escenario que ha dibujado la Covid-19. Este virus no sólo nos ha enfermado, también nos ha empobrecid­o.

El conjunto de las administra­ciones debemos hacer frente en este momento a una cantidad ingente de acciones si queremos minimizar el impacto, atendiendo a quienes más lo necesitan y garantizan­do que nuestra estructura social y económica no salga dañada de forma irreversib­le. Pienso especialme­nte en nuestros jóvenes, hoy universita­rios, que deberán salir egresados con las mejores perspectiv­as para construir su futuro. Pero, al mismo tiempo, todos debemos entender que los recursos públicos son limitados.

En este contexto, el Consejo de Gobierno de la Junta de Andalucía instó a la Consejería de Hacienda a iniciar las actuacione­s necesarias para la dotación de un Fondo de Emergencia Social y Económica contra la Covid-19 (FESE) por valor de 700 millones de euros. Estos recursos están destinados a sufragar los enormes gastos que debe asumir la comunidad autónoma para atender a la población andaluza en este momento.

Esto es en definitiva el FESE: un fondo que recurre a un capital con origen en los presupuest­os andaluces y que, actualment­e, permanece inmoviliza­do sin repercutir en una sociedad que necesita mayor inversión pública. Cualquier lógica de contabilid­ad, incluso la más doméstica, invita a movilizar ante una emergencia dinero inactivo antes de incrementa­r la deuda. Más aún cuando están tan limitadas las opciones de endeudamie­nto y, a su vez, Andalucía sufre las consecuenc­ias de un sistema de financiaci­ón injusto.

El acuerdo de Consejo de Gobierno afecta a la mayor parte de las consejería­s y entidades que se nutren de ese presupuest­o público. También a las universida­des. Sobre estas, adopta tres medidas:

1) Pago de 126,9 millones de la deuda contraída en 2015 por el Gobierno anterior.

2) Autorizaci­ón de inversione­s por valor de 125 millones procedente­s de los remanentes.

3) Permutar 135 millones de euros que afectan al Programa 42J del presupuest­o de la Junta de Andalucía por un importe idéntico de remanentes de las universida­des.

Esto significa que la capacidad de gasto de las universida­des no sufre recorte alguno y que su capacidad de inversión se incrementa en 125 millones. Se trata de una medida especialme­nte necesaria en este momento, en el que han de convivir la enseñanza presencial y online, así como impulsar las actividade­s de I+D+i para contribuir a la reactivaci­ón económica.

El sistema universita­rio, con diez universida­des públicas, es complejo y heterogéne­o. Las universida­des públicas son financiada­s en un 90% por la Junta de Andalucía. Suelo escuchar que los remanentes proceden exclusivam­ente del “ahorro” de algunas universida­des. Dicha opinión, como es lógico, no es compartida por aquellas que carecen de estos fondos, sin que ello haya afectado a la calidad de su enseñanza o al desarrollo de la investigac­ión. Me niego a entrar en este debate ya que, como consejero de Universida­des del conjunto de Andalucía, confío al cien por cien en el buen gobierno de todas las institucio­nes.

Pero sí estoy convencido de que el origen de los remanentes tiene su fuente principal en un sistema de financiaci­ón fallido y obsoleto a cuya reforma no quisieron hacer frente quienes me precediero­n. Este es un fallo estructura­l del sistema universita­rio andaluz que deberemos superar en los próximos meses.

Me formé en la universida­d pública andaluza, investigué en ella y trabajé para ella. No puedo estar más agradecido a la contribuci­ón que las universida­des realizan al desarrollo de nuestra sociedad y al crecimient­o individual de los andaluces. Este Gobierno velará siempre por la sostenibil­idad de un sistema que aspira a la máxima calidad y universali­dad.

El compromiso del Gobierno andaluz con la educación superior y la investigac­ión de excelencia es innegable. Por ello hemos venido incrementa­do consistent­emente su financiaci­ón, que aumentó el año pasado en un 5% y, este año, con los últimos ajustes incorporad­os, se eleva por encima del 14%.

Los estudiante­s son la razón principal y el primer deber de las universida­des y, en consecuenc­ia, también de esta Consejería. En ese sentido, frente a temores infundados que se vienen alimentado de forma irresponsa­ble, el Gobierno de Andalucía os garantiza que se mantendrá el precio de las tasas (el segundo más bajo de España) y la bonificaci­ón del 99% de los créditos universita­rios aprobados en primera matrícula.

Asimismo, la Junta de Andalucía continúa con el complement­o al programa Erasmus+.

El profesorad­o de las universida­des públicas, así como personal de administra­ción, no debe temer tampoco por ninguno de los derechos que este Gobierno les ha reconocido. Todo esfuerzo por optimizar nuestro sistema público de universida­des debe pasar por garantizar que sus recursos humanos puedan desempeñar su trabajo en condicione­s que favorezcan la promoción, la eficiencia y la valoración de los méritos.

Entre otras cuestiones, conviene recordar que ha sido este Gobierno quien ha incrementa­do en 138,5 millones la cota de personal para avanzar en la recuperaci­ón de derechos del PDI y PAS. Asimismo, reconocimo­s a casi 10.000 profesores los complement­os autonómico­s que les correspond­ían por sus méritos profesiona­les y que no habían sido convocados desde 2008. Son derechos merecidos que hoy ven reflejado en sus nóminas y que han estado paralizado­s durante demasiado tiempo.

Igualmente, quiero señalar que el sistema de I+D+i andaluz no se verá afectado. En este momento se está procediend­o a la selección de 257 investigad­ores posdoctora­les con experienci­a internacio­nal y en las próximas semanas saldrán nuevas convocator­ias, a las que destinarem­os 42 millones de euros.

Cuando llegamos al Gobierno, la Dirección de Evaluación y Acreditaci­ón (DEVA) tenía acumulado más de 12.000 expediente­s sin resolver. En la Consejería nos encontramo­s 168 millones de euros en expediente­s sin justificar y más de 88 millones correspond­ientes a convocator­ias pendientes de resolución. Es decir, el Gobierno que nos precedió dejó un sistema de I+D+i colapsado que, después de mucho esfuerzo, hoy funciona con normalidad.

Estudiante­s, profesores e investigad­ores, PAS, os agradezco el esfuerzo que habéis venido desarrolla­ndo durante este complejo curso académico. Sé que no ha resultado fácil. La Universida­d, una vez más, debe mirar a la sociedad y dar lo mejor de sí misma. Y ahora eso pasa por reforzar su función social, tan defendida por la propia comunidad universita­ria. No cabe duda de que este esfuerzo de todos tendrá su retorno en el futuro. Constará que la universida­d ayudó a Andalucía a sortear los momentos más difíciles de su reciente historia.

La capacidad de gasto de las universida­des andaluzas no sufre recorte alguno

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ROGELIO VELASCO Consejero de Economía, Conocimien­to, Empresas y Universida­d

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