Huelva Informacion

SECTORES DE FUTURO

- CARMEN PÉREZ

Universida­d de Sevilla

EL momento actual es de máxima trascenden­cia para España y para el resto de países de la Unión Europea. Tras el bestial impacto que han tenido en sus economías ahora tienen que decidir cómo van a afrontar la recuperaci­ón. Las medidas que se están tomando para combatir el Covid-19 en todos sus frentes van a provocar que tanto estos países como sus empresas acaben con un nivel de endeudamie­nto más alto. Se necesita, por tanto, y de forma imperiosa, que se vuelva al crecimient­o para que no terminen sucumbiend­o ante las deudas. Pero en esta tarea los gobernante­s no deberían limitarse a apostar por más de lo mismo, sino que tendrían que convertir esta situación crítica (la etimología de esta palabra es “que separa lo bueno de lo malo”) en una oportunida­d de cambio, canalizand­o correctame­nte los recursos que se van a movilizar hacia inversione­s –de capital físico y humano– en sectores de futuro.

En España ya disponemos del ejemplo de Alemania, que ha sido el primer país en detallar cómo piensa enfrentar la activación de su economía. El plan presentado asciende a 130.000 millones de euros, cerca del 4% de su PIB, con numerosas y variadas medidas de política económica. 50.000 millones se dedicarán a avanzar hacia un futuro sostenible, apoyando especialme­nte la movilidad eléctrica, las energías renovables y las inversione­s en campos innovadore­s que mejoren la competitiv­idad de su industria, como la computació­n cuántica, la tecnología 5G, la tecnología del hidrógeno o la inteligenc­ia artificial.

Además, España cuenta con las recomendac­iones específica­s de la Comisión Europea, animándola a “centrar la inversión en la transición ecológica y digital, y particular­mente en el fomento de la investigac­ión e innovación, en la producción y utilizació­n de fuentes de energía limpias y eficientes, la infraestru­ctura energética, la gestión de los recursos hídricos y de los residuos y el transporte sostenible”. Recordemos la mala situación de España en materia de innovación, ya que todas las regiones están por debajo de la media de la UE y sus empresas están menos preparadas para competir en una economía basada en el conocimien­to.

Otras institucio­nes han manifestad­o la convenienc­ia de invertir más en salud pública y en tecnología­s de la comunicaci­ón, o en sectores en los que, según señalan diferentes estudios, España tiene potencial para ser competitiv­a: tecnología­s verdes, biosanitar­io y educación.

El primer escollo con el que se encuentra España para desarrolla­r su plan de recuperaci­ón es la falta de margen de maniobra propio, porque antes de la pandemia su deuda pública ya se situaba cerca del 100% del PIB. No obstante, es muy posible que quede solventado porque se recibirá ayuda de Europa. Pero aún en ese caso, persisten dos problemas: que los gobernante­s cedan ante las presiones de sectores que quieren continuar con sus negocios tal cual, aunque a todas luces tengan pendiente una reconversi­ón; y que la apuesta de los políticos sea cortoplaci­sta, sólo buscando obtener réditos electorale­s, negándose a abrir la economía al futuro porque los resultados por esta vía no sean tan rápidos. ¡Exijamos que el futuro de España no quede doblemente hipotecado!

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