La mayoría de denunciantes son los vecinos
Según el informe realizado por la Dirección General de Infancia de la Junta, la persona que denuncian situaciones de maltrato a menores suelen ser personas de su entorno, en muchos casos vecinos. Desde el departamento que dirige Antonia Rubio explican que lo habitual es que indiquen que escuchan a los niños “llorar o gritar”. Rubio apunta que, como ocurre en periodos vacacionales, se ha registrado un aumento de las llamadas de progenitores separados que denuncian irregularidades sobre la situación que sus hijos viven con el otro progenitor o infracciones en el régimen de visita. También destacan los conflictos de convivencia, sobre todo con adolescentes. Cuando es el menor quien denuncia, suele aludir a casos de violencia física por parte de sus padres o de la pareja de uno de ellos.
Sin embargo, el descenso en el número de llamadas no significa que haya menos casos de malos tratos, sino que el confinamiento ha podido provocar que se denuncien en menos cantidad. Desde Unicef Andalucía alertan que las restricciones de movilidad han causado “un aumento de la violencia contra la infancia, tanto en duración como en frecuencia y en gravedad”. El comité autonómico de este organismo dependiente de la ONU reconoce que los niños corren mayor riesgo de “explotación, violencia y abuso” cuando las escuelas cierran o los servicios sociales dejan de funcionar de forma presencial.
Esta realidad tiene su traducción en las llamadas a los tres teléfonos disponibles sobre infancia y adolescencia. En los meses de marzo abril y mayo de 2019, el 48% de los avisos versaban sobre situaciones de maltrato. Ese porcentaje ha ascendido al 58% en el mismo periodo de 2020. También ha aumentado el porcentaje de llamadas relacionadas con posibles casos de pornografía infantil –1,4% del total de llamadas entre marzo y mayo de 2020 frente al 0,49% de 2019–, mientras que el resto de parámetros han descendido.
Dentro del descenso generalizado de avisos, resulta llamativo que el porcentaje de situaciones consideradas graves fuera mayor en el periodo de confinamiento que antes de la declaración del estado de alarma y que fuera aumentando de forma paulatina. En enero, seis de cada diez llamadas (60,4%) eran calificadas como graves, mientras que en la segunda quincena de marzo sólo cuatro de cada diez (39,5%) lo eran. La media de lo que llevamos de año ha detectado un 49% de casos graves, que acaban en los servicios de protección de menores, frente al 40% de casos leves y moderados, que se atienden en los ser vicios sociales.
El tipo de maltrato más común detectado durante los meses de marzo, abril y mayo ha sido el psicológico y emocional, con 529 casos del total de 1.212, es decir, un 43,5% del total. Le
sigue el maltrato físico, con un 28,2% y los casos de negligencia y abandono, con un 21,9%. En los dos primeros meses del año la distribución fue algo distinta, ya que la fórmula más común de maltrato fue la negligencia y el abandono, con 301 casos y un 30% del total. El maltrato psicológico y emocional, que ha sido el más común durante el confinamiento fue el segundo más habitual en enero y febrero, con 268 casos y un 27%. El maltrato físico se mantiene similar, con un 26% de los casos. Las otras tipologías aparecen menos, pero destaca la diferencia en los casos de corrupción de menores, que no se detectaron en enero y febrero, pero en los meses posteriores se han notificado 18 casos. Con las llamadas sobre violencia sexual ocurre al contrario, con 46 durante enero y febrero y 24 entre marzo y mayo. También es llamativo que se produjeran 106 avisos por expulsiones del hogar en los dos primeros meses del año y sólo 14 en los meses posteriores.