El espía que buscó a Gadafi a partir de una “cerveza envenenada”
Jaime Rocha ha tenido muchos nombres, tantos que no los puede recordar. Trabajó en el Cesid, luego CNI, durante 28 años y todo a raíz de una “cerveza envenenada”. La que le ofrecieron aquel 1979 en un hotel de Cádiz con el objetivo de ficharle para el recién nacido servicio secreto español.
Estaba en la Armada y llevaba catorce años navegando por el mundo cuando unos compañeros militares le invitaron a esa cerveza con dobleces en el hotel Atlántico de la capital gaditana, recuerda claramente en una entrevista con Efe a raíz de la publicación de su primera novela.
Querían que se uniera a la Inteligencia española, en la que luego se encargó de la región del Magreb, más tarde de la que iba desde la frontera de Rusia hasta el Pacífico y donde vivió la caída del muro de Berlín en Praga, una experiencia ésta última que contará en su próximo libro.
Después de ir y venir, con sus cinco hijos ya mayores y repartidos por el mundo, ahora este ex espía de 78 años nacido en Marruecos de militar español vuelve a vivir en Cádiz con su mujer, Carmen.
La misma Carmen casada con su alter ego Julián Roig, espía protagonista de Operación el Dorado Canyon, la historia de un agente que, como él, viajaba en los años 80 a Libia y contactaba allí con el círculo de Muammar al-Gadafi. –¿Cómo le convencieron para ingresar en el Cesid?
–No les costó mucho la verdad. Yo estaba destinado en la base de Rota y llevaba un año y medio. Entonces me invitaron a lo que llamo una cerveza envenenada, esas cervezas de “te invito a una cerveza, pero a cambio de algo”. Eran compañeros de promoción que habían estado conmigo cinco años en la Escuela Naval. –¿Qué pruebas le hicieron?
Es un curso teórico-práctico. La teoría es aprender una serie de técnicas. Yo tuve a José Luis Cortina, el del 23-F, de profesor en el curso. En la parte práctica te ponen en situaciones de estrés para que luego sepas dominarte y reaccionar adecuadamente. En mi caso, había
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