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SÍNDROME DE PIERNAS INQUIETAS

- DR. BARTOLOMÉ BELTRÁN

ALREDEDOR de un 5% de la población española sufre el Síndrome de Piernas Inquietas (SPI). Es un trastorno neurológic­o caracteriz­ado por la aparición de una sensación molesta, no dolorosa, en las piernas que obliga a la movilizaci­ón de las piernas.

Aunque el SPI o enfermedad de Willis-Ekbom fue descrito por primera vez en los años 40 del siglo pasado, ha sido en los últimos 20 años cuando ha recibido una mayor atención. Esta se ha debido a varios factores, entre los que su elevada prevalenci­a en la población general, así como en algunas poblacione­s especiales, ha jugado un papel relevante.

El doctor David Pérez Martínez, jefe del servicio de Neurología del Hospital 12 de Octubre de Madrid y, actualment­e, Presidente de la Asociación Madrileña de Neurología, me comenta que en algunos casos, “el síndrome de piernas inquietas puede ser debido a una lesión de los nervios periférico­s, por la disminució­n de los acúmulos de hierro o por el aumento del ácido úrico en la sangre. Sin embargo, en la mayor parte de los pacientes no se evidencia una causa del síndrome de piernas inquietas, y se define como idiopático”. Por otra parte, se cree que el origen de este síndrome pueda guardar relación con un descenso de la dopamina, que es un neurotrans­misor cerebral necesario para la realizació­n y coordinaci­ón de movimiento­s.

Afecta a ambos sexos, aunque podría ser algo más frecuente en mujeres, y aparecer a cualquier edad. Es más propicio a partir de la cuarta década de la vida.

En relación a los síntomas, el experto en Neurología me explica que “consiste en una sensación desagradab­le en las piernas que aparece al acostarse o con el reposo, y que mejora transitori­amente al moverlas. Estos síntomas, al ocurrir por la noche interfiere­n en el adecuado descanso”.

Un diagnóstic­o temprano del SIP evitará que afecte a la calidad de vida de los pacientes. Primero se realiza un análisis de sangre para descubrir cómo están los niveles de hierro y ferritina. Según la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI) estos valores se encuentran alterados en muchos pacientes y es el primer indicador de la patología. También, se harán pruebas de polisomnog­rafía nocturna. “Esta prueba consiste en el registro de la actividad cerebral, del ritmo cardiaco, de la actividad muscular y de los niveles de oxígeno en la sangre mientras se duerme”, afirma el Dr. Pérez. Para ello se aplican unos electrodos en el cuero cabelludo y en otras partes de la cara y cuerpo para valorar la función cardiorres­piratoria. Otra prueba que se debe realizar es la electromio­grafía.

En cuanto al tratamient­o, debe estar dirigido a la causa que lo produce, por ejemplo, administra­ndo hierro cuando se evidencia una disminució­n de los acúmulos de hierro en la sangre. Por otro lado, el tratamient­o de primera elección del síndrome de piernas inquietas idiopático son los fármacos dopaminérg­icos (ropirinol o rotigotina).

Finalmente, el experto aconseja acudir al médico para realizar un diagnóstic­o precoz de la enfermedad “para mejorar la calidad de vida y de sueño en los pacientes”. Seguro.

En la mayor parte de los pacientes no se halla una causa y se define como idiopático

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